Un abogado del caso Déborah critica por 'light' el interrogatorio al exnovio

Una semana después de que el exnovio de Déborah Fernández declarara en el juzgado de Tui como investigado por la desaparición y muerte de la joven en 2002, uno de los miembros del equipo legal de la familia ha criticado públicamente el interrogatorio llevado a cabo por la jueza y el fiscal.

Pablo P.S.Ll se negó a contestar a las preguntas de los abogados de la familia, pero sí respondió a las de la instructora, el representante del ministerio público y a su letrado.

El abogado Ramón Pérez Amoedo comparó ayer el interrogatorio realizado por la jueza y el fiscal con una “conversación entre amiguetes, sin intensidad, sin incomodar”. Así lo puso de manifiesto a través de una publicación en redes sociales. Afirmó que ambos “se limitaron a cumplir el trámite impuesto por la Audiencia de Pontevedra, pero volviendo a demostrar que quieren cerrar este asunto cuanto antes”. A su juicio, “si tienes delante de ti a una persona acusada de asesinar a otra tienes que interrogarla hasta agotarla, tienes que insistir ante sus continuas contradicciones, tienes que desmontar sus mentiras”.

El investigado estuvo declarando durante cerca de dos horas. La Audiencia obligó a citarle como investigado ante los indicios recabados por los equipos policiales a lo largo de los años y en los que las contradicciones de las distintas declaraciones cobraban especial peso.

Pérez Amoedo asegura que “fue mucho más incisivo el interrogatorio que le hicieron al agente de Policía, autor del informe de 2010 que puso el foco sobre esa persona” y reconoció admitir “rabia, frustración e incredulidad”, finalizando con un “Déborah, lo siento”.

Este y el resto de letrados que representan a cada uno de los miembros de la familia de la joven de Alcabre llevan desde 2019 trabajando sin descanso para conseguir avanzar en la causa. De hecho en estos más de tres años se han dado más pasos que en los últimos 20. El principal, citar a una persona en calidad de investigada así como la exhumación del cadáver, un cribado masivo de ADN o el análisis del disco duro del ordenador de la víctima.