Un nutrido grupo de representantes culturales de Galicia acompañaron a familiares y amigos en el vigésimo aniversario del fallecimiento del ilustre escritor Carlos Casares, cuyos restos reposan en el cementerio municipal de Sal Félix en Nigrán. Un acto cargado de emotividad que remató del mismo modo que hace 20 años, el célebre gaiteiro Carlos Núñez hizo su magia interpretando las Cantigas 1 y 2 de Martín Códax y cargó de simbolismo un encuentro que no hizo más que avivar la llama de su recuerdo entre los presentes reforzada por una breve y simple introducción, resumida en un “para tí, Carlos”. Precisamente y con el fin de ensalzar su obra y su persona, el alcalde Juan González, también presente, adelantó que se pondrá en marcha una intensa programación de actividades en su honor a lo largo del año compuesta por rutas, teatro o exposiciones.
No faltaron las ofrendas florales y los turnos de palabra a pie de lápida. El primero, su hijo Hakan, que acompañado de su hermano Christian y sus tíos Xabier y Mercedes, destacó la alegría por reencontrarse con “los que fueron sus amigos” en el mismo lugar donde dos décadas antes se despidió de su padre con inmensa pena. “Habéis promovido su figura, su obra y su recuerdo de una manera incansable desde que murió, por eso os quiero agradecer que tras todo este tiempo Casares siga teniendo futuro”, resumió ante los presentes a los que calificó como “su gran legado"; entre ellos, Víctor Freixanes, presidente de la Real Academia Galega, el académico Xesús Alonso Montero; la presidenta del Consello da Cultura Galega, Rosario Álvarez Blanco o el poeta Luis González Tosar.
González como portavoz de los vecinos manifestó sentirse orgulloso porque acompañado de su mujer Cristina el reconocido escritor eligiese Vilariño como lugar de residencia y que “desde su casa en camiño da Palanca vieran crecer a sus hijos, ilusiones, libros y proyectos”. González destacó el papel de Casares en la unión de los municipios al Fondo Galego de Cooperación y Solidariedade gracias al Bando de su autoría. “Lo hizo precisamente porque creía que el mundo tenía que unirse frente tantas injusticias y desigualdades, que por desgracia en la actualidad todavía siguen ocurriendo”, remató.
