El catedrático de Economía de la UVigo Xavier Labandeira redactó, junto a otras 17 personas, el Libro Blanco sobre la Reforma Tributaria –un encargo del Gobierno– que se publicó recientemente. Experto en economía verde, visitó Atlántico TV para hablar de esta experiencia, de la situación de España con respecto a la economía verde y de los deberes medioambientales del país.
¿Cómo ha sido trabajar junto a otras 17 personas para elaborar este documento?
Es desafiante. Lo que se pretendía era escribir un documento lo más consensuado posible, intentando evitar votos particulares, y esto es complicado cuando tratas temas de tanta relevancia como los que tratamos. En general fue un proceso largo, que nos llevó un año, y se completó de manera bastante razonable y totalmente consensuada.
¿Diría que España es un país con una elevada presión fiscal, como se dice desde algunos círculos?
España es un país que tiene una fiscalidad, en algunos aspectos, armonizada. En el caso medioambiental en particular estamos bastante por debajo de la media europea. Son los políticos los que tienen que tomar estas decisiones en nombre de la sociedad española. El comité de expertos no entra a valorar si hay que subir o bajar impuestos.
¿En qué situación se encuentra España ahora mismo con respecto a la economía verde?
España ha asumido una serie de compromisos y ahora mismo hay un salto importante entre el escenario actual y lo que marcan esos compromisos, algunos de ellos a ocho años vista. Es cierto que estamos en una situación anómala y excepcional que afecta a muchas de estas cosas, pero no olvidemos que tenemos una serie de compromisos de medio plazo y cuando termine esta situación será el momento en el que los políticos tendrán que tomar decisiones.
¿Qué deberes tiene España en el campo medioambiental?
En el comité analizamos cuatro áreas: la electrificación, el transporte, los residuos y el agua. El punto clave es el transporte, es el sector más preocupante en el que surgen la mayoría de problemas medioambientales y donde habrá más problemas para alcanzar objetivos, en cierta medida porque tenemos una fiscalidad relativamente baja en términos comparativos, no solamente de carburantes, sino también de compra de vehículos, impuestos de circulación o pago por vías. Comparando con el resto de países europeos, estamos muy por debajo. A la vez, es un sector que genera muchos problemas como contaminación local o enfermedades en las ciudades. Es el principal contribuyente a las emisiones de gases de efecto invernadero. Van a tener que hacer una reducción muy grande a 8 años vista. En la electrificación, es favorable la transición y hay que intentar reducir barreras quitando impuestos que no tienen mucho sentido, pero el sector eléctrico tiene que contribuir cuando sea necesario. Por ejemplo, con la hidroeléctrica. Tiene sus costes medioambientales pero tiene que compensarse e incorporarse de alguna manera, sobre todo en zonas como Galicia. En cuanto a los residuos, tenemos un problema serio. Reciclamos poco y mandamos mucho a vertedero. Estamos lejos de los objetivos y nosotros proponemos desincentivando la generación de residuos y fomentando el reciclaje. Luego está el agua. Nuestro sector agrícola es uno de los que más gasta de Europa, por lo que hay que actuar en el precio del agua.
¿Impuestos para desincentivar o bonificaciones para incentivar?
El libro blanco presta mucha atención a incorporar la fiscalidad dentro del conjunto de políticas ambientales. No todo tiene que ser fiscalidad, debe convivir con promociones o subvenciones. No podemos decir que siempre es mejor una cosa a la otra. Lo que tienen de bueno los impuestos es que son instrumentos que nos permiten conseguir los recursos de la reducción de emisiones a mínimo coste. Pero desde luego, no son la única solución.
El sistema de fijación de precios de energía está en boca de todos. ¿Cómo funciona y qué propuestas hay desde el Gobierno?
Tenemos diversos tipos de energía. Por un lado la electricidad y por el otro combustibles fósiles que se usan en el día a día. Cada una de estas energías tiene una fiscalidad distinta, que en general está armonizada a nivel europeo, es decir, que todo slos países de la unión tenemos un mínimo. En general, España está en el mínimo, por debajo de la media europea. Una parte importante del precio viene dado por los mercados internacionales que fluctúan y la diferencia entre distintos países, por la fiscalidad. En el caso de la electricidad, es diferente. Tiene distintas tecnologías de generación. Las últimas que entran en el mercado son las que más coste tienen, y son las que marcan precio porque se empieza a cubrir la demanda de electricidad con las que menos coste tienen. Lo que ocurre es que esto está siendo muy contaminado últimamente por dos fenómenos. Las que marcan precios cuando hay mucha demanda son las de ciclo combinado y usan gas natural para producir electricidad. Son relativamente limpias comparadas con el carbón. Estas centrales ienen que pagar el gas, que se ha encarecido muchísimo en. Esto lleva a que el precio de la energía que producen sea más alto para todos los consumidores. Además, tienen que pagar una tasa para emitir CO2. Esto es lo que hace que haya subido tanto. El Gobierno trata de poner un límite al precio del gas y creo que esto llevará a una bajada del precio en las siguientes semanas.
