Rodrigo Germade: la ilusión de una vida deportiva
El cangués Rodrigo Germade admite que no obtener la medalla en los Juegos sería “quedarse un poco chof”
Un largo camino. Duro, con selectivos, cortes y exigencia, pero se acerca. El cangués Rodrigo Germade ya casi toca con los dedos el objetivo de toda una vida deportiva que, salvo imprevisto en las eliminatorias, será el próximo viernes seis de agosto en la final del K4 500 metros de piragüismo de los Juegos Olímpicos. “Estoy con mucha ilusión, todos estamos con ella”, asegura el palista cangués que viajó en la noche del sábado al domingo a tierras niponas. No es para menos porque conforma una tripulación notable junto a Saúl Craviotto, Carlos Arévalo y Marcus Cooper. “Después de ver nuestro nivel y los resultados de los últimos años, no estar en el podio sería un poco 'chof'", admite el morracense. No obstante, también aclara que “estar en una cita olímpica ya es toda una odisea. Es un logro tremendo poder disputarla”.
Por lo tanto, para llegar a ella y con opciones de medalla, el cangués acumula años de esfuerzo encima de una piragua y, en su caso, como especialista en barcos de equipo. Eso sí, hace ya mucho que comenzó en este deporte en el Náutico de Rodeira bajo la batuta del técnico Manuel Fernández Valladares. Momentos que quedan lejos porque el cangués cumplió los treinta años y dejó su localidad natal para enrolarse en el alto rendimiento antes de llegar a los veinte. A partir de ahí, comenzó una larga trayectoria en la élite que tuvo su primer concurso olímpico en Río 2016. En aquella ocasión, formó parte del K4 1.000 metros que finalizó en la quinta posición, un diploma olímpico que, en el momento, tuvo un sabor a poco y que cobró valor con el tiempo.
También, aquella cita se convirtió en un giro inesperado en la carrera de Germade y lo hizo para mejor, a pesar de que, “todo dio muchas vueltas. No pensaba que podía llegar a otra cita olímpica. Peró logré estar aquí otra vez y, además, llego con más opciones. Me hace una ilusión mucho mayor y también la motivación es superior”. La clasificación olímpica, el quinto puesto y la exigencia de muchos años dejaron al morracense al borde de la retirada. A ello contribuyó también la desaparición del K4 1.000 metros y su sustitución por los 500 metros. Serían más exigentes. Hace ya unos años. Semanas difíciles en las que el cuerpo técnico de la Real Federación Española de Piragüismo apostó por el morracense. “A pesar de que yo no lo veía en aquel momento”, reconoció en su día el cangués. Las dudas duraron poco y Rodrigo Germade se convirtió en los últimos cuatro años en un fijo en el barco español, siempre en la posición de popa. Temporada a temporada, pasó los procesos selectivos y ganó el hueco a pulso y con datos. También, fuera del equipo, algo cuestionado por ser el integrante con menor palmarés individual. Eso sí, el cuarteto de Germade siempre era el que más corría en España y, al llegar al Mundial, caía la medalla de plata en el K4 500 metros, aunque cambiasen algunos compañeros. La última polémica llegó la pasada primavera, con Cristian Toro y Carlos Garrote con opciones a entrar en el equipo. Pero, una vez más, el barco más rápido fue el del cangués. Alfredo Bea, presidente de la Federación Galega de Piragüismo, explica que “Germade es, probablemente, el mejor palista del mundo a la hora de meter la pala con velocidad y precisión. Y eso es clave en el puesto que va, en el que llega con olas y hay que ser muy preciso”.
Tras la tormenta primaveral, llegó la calma y “pudimos trabajar muy bien estos meses. Desde la Copa del Mundo hasta aquí, estuvimos tranquilos y concentrados”, explica el propio morracense. El K4 español compitió el pasado mes de mayo en Szeged. Un oro que tiene un significado especial porque, tras acumular platas, ganaron por primera vez en el ciclo olímpico al cuarteto alemán. “Y lo hicimos de forma clara, con solvencia. La sensación es muy buena y la verdad es que a ellos no les quedó buena cara. Pero seguro que se pusieron las pilas, son alemanes”, admite el propio Rodrigo Germade.
Germade, de joven.
En territorio japonés, disfrutará de unos Juegos en los que aspira de forma clara a medalla pero sin público. “Me gustaría que lo hubiera, pero también soy consciente de la situación que existe y entiendo que Japón tuviera que tomar unas determinadas situaciones para preservar la salud de todo el mundo. Hay que amoldarse a lo que hay, es una putada pero ya está”, admite el cangués. Y, en consecuencia, añade que “sería mucho peor que no hubiera Juegos”.
Pese a las dudas de otro tiempo, Germade vive ahora su mejor momento deportivo hasta el punto que tras Tokio, “tendré que pensarlo, pero en el corto y medio plazo no me planteo la retirada”. En el horizonte se encuentran los Juegos de París y la disciplina de K2 500 metros, que será olímpica en la capital gala. Pero antes está Tokio y la mayor oportunidad en la ya larga carrera del deportista morracense.
Contenido patrocinado
También te puede interesar
Fútbol | Copa del Rey
El Ourense CF perdió contra el Athletic y el Getafe también cae
fútbol | Copa del Rey
El Deportivo se mete en octavos tras batir al Mallorca