La aceleración en los procesos de integración online han llevado tanto a pymes como a las grandes empresas a impulsar su apuesta por los entornos digitales, una inversión que debe ir de la mano de la sostenibilidad energética y de una optimización de la eficiencia y los procesos de productividad.
Para ello es imprescindible contar con profesionales del sector técnico y gestores digitales que conozcan tanto analizar los datos que generen las interacciones digitales, como sistemas que optimicen el consumo de energía, un cambio de paradigma que beneficia tanto al balance económico de las empresas como al medioambiente.
Esta tendencia está reflejada en los datos del informe “Tecnologías digitales en la empresa 2023” publicado por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad, con datos en los que se destaca que 2022 creció el porcentaje de empresas que disponían de especialistas TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) en sus plantillas y que superan el 17% de los empleados. Además, el 4,3% de las empresas experimentó alguna dificultad para cubrir vacantes de especialistas en tecnología, por lo que es importante que desde las administraciones públicas se impulse este tipo de formación, tanto en los grados universitarios como en la Formación Profesional.
Este año, por primera vez, se disponen de estadísticas oficiales que permiten analizar cómo las empresas están abordando el impacto medioambiental de las TIC. El 38,9% de empresas ha implementado en 2022 alguna medida para reducir el consumo energético de sus equipos.
En este aspecto, la brecha digital entre las empresas y comercios de proximidad y las grandes empresas se hace patente, ya que en las microempresas esta cifra desciende hasta el 22,9%. También se tiene en cuenta el impacto ambiental a la hora de seleccionar productos o servicios TIC: lo hace el 58,2% de las empresas y el 41,8% de las empresas más pequeñas.
Lo mismo ocurre en el comercio electrónico, un elemento fundamental en el desarrollo económico actual, y que cada día cobra cada vez más importancia frente al comercio tradicional. El pasado año el 30% de las empresas españolas vendió sus productos u ofreció sus servicios en línea (un 11,7% más con respecto a 2021). En cuanto a las microempresas, lo hicieron el 13 % (un 28,9 % más que en 2021).