Los cambios digitales que ha acarreado la pandemia ha afectado de manera especial al sistema económico, con un nuevo paradigma en la relación entre la banca y sus clientes.
Tanto los usuarios como las entidades han de adaptarse a unas dinámicas más proactivas, flexibles, inclusivas e innovadoras, utilizando las herramientas digitales pero sin dejar de lado el trato humano y la disponibilidad de acceso a las oficinas e instalaciones físicas. Las entidades han de garantizar la seguridad de sus activos y, por tanto, de sus clientes, a la par que han de ofrecer los servicios bancarios de manera remota, incluida la apertura y administración de cuentas, los pagos de facturas y solicitudes de préstamos, especialmente a aquellos usuarios clientes que, por edad o por zona geográfica corren el riesgo de no contar con servicios bancarios suficientes.
Las infraestructuras online han ampliado en estos meses su papel protagonista como conector digital, con los teléfonos móviles como herramienta cada vez más común a la hora de contratar y usar productos y servicios bancarios, por lo que las entidades deben profundizar en nuevos modelos de negocios y nuevos canales de distribución digital.
Las tendencias de la banca identificadas en el estudio “Top10 Trends for 2022”, elaborado por Accenture, son las “superApps”, capaces de integrar los servicios financieros en grandes plataformas online; la sostenibilidad, que adquiere un papel decisivo y comprometedor para hallar soluciones que combatan el cambio climático y otros desafíos ambientales; y la innovación, ya que lo digital se ha convertido en una necesidad.
Otra de las tendencias que se están implementando de manera mayoritaria en estos meses son las monedas virtuales a la hora de realizar transacciones online (especialmente internacionales) o el incremento de las operaciones inteligentes, debido la evolución de inteligencia artificial.
También cabe destacar la evolución de los medios de pagos (uso de tarjetas virtuales, del teléfono móvil a través del sistema NFC), las fusiones y adquisiciones entre las propias entidades financieras para mejorar su crecimiento y rentabilidad, el cambio de cultura en relación con el dinero virtual y el nuevo paradigma financiero en el que la tecnología, ingeniería, datos y seguridad están cambiando la manera de entender los flojos económicos a nivel global.
