Mayores y calor, malos amigos

Los mayores son especialmente vulnerables a las altas temperaturas registradas en Ourense.
photo_camera Los mayores son especialmente vulnerables a las altas temperaturas registradas en Ourense.

Los mayores de 65 años constituyen un grupo vulnerable frente a las altas temperaturas. De hecho, el grupo que supera los 74 años concentra el 90% de los fallecimientos por calor.

Las previsiones avisan: este verano será más caluroso y seco de lo habitual. Y eso, significa para los gallegos días de muy altas temperaturas donde salir a la calle se tornará en ocasiones complicado. Y eso significa también que las precauciones frente a las olas de calor deberán extremarse, especialmente entre los colectivos más vulnerables frente a los excesos de temperatura, entre los que se encuentran los mayores de 65 años. De hecho, el informe MoMOTemp, elaborado por el sistema de vigilancia del Ministerio de Ciencia ante la mortalidad asociada a la temperatura, indica que el 90% de las personas fallecidas en el año 2020 cuya muerte se relacionó con el calor tenían más de 74 años. Los datos se refieren al periodo comprendido entre el 1 de junio y el 15 de septiembre del pasado año, una etapa en la que fueron frecuentes los episodios cálidos y que en Galicia se saldó con casi un 2% de los fallecimiento de esos meses asociados a los golpes de calor, siendo el mes de julio el que presenta los índices más elevados. Así, casi cuatro de cada fallecimientos registrados en esos días fue provocado por este factor.

Según recoge el Ministerio de Sanidad, tanto el hecho de ser mayor de 65 años como algunas dolencias asociadas al paso del tiempo (enfermedades crónicas o problemas de memoria, por ejemplo), constituyen factores de riesgo frente a las altas temperaturas.

MAYOR VULNERABILIDAD

En este sentido, el Plan Nacional de actuaciones preventivas para este verano insiste en que “las personas mayores y los niños muy pequeños son más sensibles” a los cambios de temperaturas. Al hablar del primer colectivo recuerda que, las personas de mayor edad “tienen reducida la sensación de calor y por lo tanto la capacidad de protegerse, existiendo un paralelismo entre la disminución de la percepción de sed y la percepción del calor, especialmente cuando sufren enfermedades neurodegenerativas”. A ello habría que sumar la termólisis reducida, que supone que muchas glándulas sudoríparas están fibrosadas y, por tanto, la capacidad de sudoración se encuentra disminuida.

En el documento se recoge también que las temperaturas máximas del verano no han hecho más que ir en aumento desde el año 1965, señalando que cinco de los diez veranos más de la serie pertenecen a la década 2011-2020.

Con todo, los españoles nos hemos ido adaptando a la progresiva subida del calor. Según investigadores del Instituto de Salud Carlos III, la mortalidad asociada a las altas temperaturas ha ido en descenso, pasando de un 14 a un 1% en la última década. Aun así, desde el Ministerio de Sanidad animan a no bajar la guardia y recuerdan la importancia de mantener las recomendaciones ante un verano que se presenta especialmente calurosa y prestando especial atención a grupos vulnerables como son los mayores.

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