Pasaron de la esperanza a la preocupación, de la alegría tras el gol de Messi en la prórroga a la depresión por el tercer tanto de Mbappé. Pero la euforia se desató entre los argentinos de Vigo cuando Montiel marcó el cuarto penalti en la tanda y dio la victoria definitiva a la Albiceleste en la final del Mundial de Qatar.
En distintos bares de la ciudad, entre ellos el Picoteo de la calle Eufenio Kraff, grupos de argentinos pertrechados con banderas y camisetas del ‘10’ siguieron los noventa minutos del tiempo reglamentario, la media hora de prórroga y la tanda de penaltis en medio de una montaña rusa de emociones. Cuando Di María hizo el segundo, el encuentro parecía sentenciado, y cuando Mbappé firmó el primer empate, todo parecía perdido… Menos para los aficionados albicelestes, que cuando Montiel batió a Lloris en el lanzamiento definitivo liberaron tensiones y se lanzaron a la calle para dar rienda suelta a la alegría. El lugar elegido para celebración fue la Praza de América, espacio que el celtismo elige siempre para festejar las contadas alegrías que le da su equipo. Ayer, el color celeste se transformó el albiceleste y decenas de aficionados se fueron acercando al monumento de Silverio Rivas para gritar al mundo su condición de campeones del mundo.
Automóviles tocando el claxon, banderas, camisetas y otras enseñas poblaron el casco urbano vigués, convertido en un barrio de Buenos Aires durante horas.
