Edu Domínguez y Juan Solla, preparadores físicos de Marruecos

"Cada partido de nuestro Mundial era como una fiesta"

Juan Solla y Edu Domínguez se acercaron ayer a la redacción de Atlántico para compartir su éxito.
photo_camera Juan Solla y Edu Domínguez se acercaron ayer a la redacción de Atlántico para compartir su éxito.
Eduardo domínguez (Vigo, 1968) y Juan Solla (Redondela, 1975) están cansados, mucho. Pero felices, mucho. Con el vigués al mando, los dos se han ocupado de la preparación física de Marruecos, sorprendente semifinalista del Mundial y la gran triunfadora del torneo si exceptuamos a Argentina.

 

 

Marruecos se ha ganado las simpatías desde muchas partes del mundo. ¿Lo han sentido así?

Eduardo Domínguez) En todos los Mundiales siempre surge una selección que llama la atención, aparte de las candidatas a ganar el título. En este caso, Marruecos, por cómo se presentó, dejó huella. No siendo una candidata, llegó a semifinales. Aparece en ese panorama y sorprende.  No sabíamos hasta dónde podríamos llegar, pero que íbamos a dejar huella y de que se iba a hablar de Marruecos y de nuestros jugadores estábamos seguros.

Juan Solla) Estando dentro no tienes esa percepción. En dinámica de competición, en el hotel, sin salir mucho... Ves que el equipo pasa eliminatorias pero no percibes hasta ahora, que salimos de esa burbuja del Mundial, que es algo histórico para el país.

Un recibimiento espléndido en Rabat.

E.D.) Piensas con qué te quedas de la experiencia. Sí, con muchas celebraciones al final de los partidos, pero eso no deja de ser festejar un resultado entre la gente que convivimos. Estando allí nos llegaban vídeos de todo Marruecos y cuando pasamos de grupo, la gente ya estaba a tope con el equipo. Nos imaginábamos un recibimiento potente en Rabat, pero eso fue...  Sólo tuve dos buses descapotables antes: cuando nos clasificamos para la UEFA con el Celta en la 97/98 y cuando gané la Copa del Rey con el Espanyol. Pero esto fue algo increíble.  La gente iba corriendo al lado del autobús, tropezaba, caía, se emocionaba... Que te reconozcan el trabajo y te den las gracias por hacer feliz a un país... Eso te queda.

J.S.) Además, mucha gente de España se alegraba. Nos llegaban muchos mensajes. Veíamos a la gente en Marruecos, la gente de Marruecos en otros países…

¿Cuándo presintieron que podía hacerse algo grande?

E.D.) El seleccionador, Hoalid Regragui, comenzó en el último parón FIFA a trabajar a nivel de grupo para que no fuese una selección de 26 jugadores que van a hacer sus partidos sino un equipo. Es muy fácil decirlo pero no es fácil generarlo. Lo trabajó muy bien. Y en el aspecto táctico, tenemos futbolistas de mucho talento desde el punto de vista ofensivo y él ahí no iba a tocar mucho pero sí quería darle al equipo una estructura fuerte a nivel defensivo. Los jugadores lo entendieron. No era fácil, porque muchos en sus clubs están mucho tiempo con balón. 

Y llegan al Mundial.

J.S.) El gran objetivo era pasar de grupo. El primer partido era importante y lo pasamos mal. Al final sacamos un empate y se celebró como una victoria. Cada partido de nuestro Mundial era como una fiesta y eso ha hecho que el equipo fuese creciendo partido a partido y que haya ido ganando confianza. La base ha sido que cada partido que pasaba el jugador se lo creía un poco más: podemos conseguirlo si hacemos esto que nos dice el entrenador, que es aplicarnos en defensa. Un extra que daban a nivel de corazón y de sacrificio por el equipo es lo que ha permitido dar un saltito más cada partido hasta llegar a semifinales.

Pasan primeros de grupo y en octavos, España. ¿Qué piensan?   

J.S.) Un cruce que no quieres que se dé. Con la cantidad de selecciones que hay en un Mundial, te toca España…

E.D.) Cuando acabamos contra Canadá, nos fuimos al hotel y nos metimos en la habitación a ver el partido de España. Por momentos, era primera y nos enfrentábamos a Japón, después se quedaba fuera... Al final: vaya, España...

J.S.) Además, era un rival duro, favorito, que sabes que te va a sacar la pelota y te va a hacer sufrir, como así fue. 

E.D.) La sensación al día siguiente no fue de qué miedo. Los marroquís valoran mucho el fútbol español. A cualquiera le preguntas dónde quiere jugar y te dice España. Le tenían mucho respeto pero no miedo. Al contrario, era una oportunidad para mostrarse en el panorama internacional como selección. Son chicos con un perfil valiente, atrevido, jugadores de la calle... Estábamos tranquilos. Respetamos mucho más a España y España, que nos pasaría a todos, se sintió favorita. Después, fuimos a la prórroga, penaltis...

J.S.) El partido se va haciendo largo, sufres, ves que te pueden marcar en situaciones de riesgo, al final un palo... Y llegas a los penaltis, que ahí es al 50% pero con la ventaja de que la grada era marroquí. Igual que en la final también pesaría el ambiente a favor de Argentina. 

E.D.) Cuando pita el final de la prórrofa, dices ufff. Porque fue terrible. Pero yo estaba tranquilo. Por los 45.000 marroquís empujando, porque tenemos un muy buen portero y algo que parece una tontería: durante todo el torneo, en varias sesiones de entrenamiento, había como un campeonato de penaltis entre los jugadores, con el entrenador... Un pique. Pero con cierta presión, en serio.

J.S.) Bastante presión.

E.D.) Y eso, quieras que no... Tras el primer fallo de España, pensé que ya iba a ir bien.

Después, Portugal y la semifinal contra Francia.

E.D.) Cuando pasamos con España, nos empezamos a creer que podíamos hacer algo importante. Habíamos eliminado a una de las mejores. Vino Portugal, también otro partido duro. Y el entrenador fue inteligente: no puedes apostar por algo que es imposible que tú consigas. No puedes empeñarte en sacarles el balón a España y Portugal. Trabajamos otros aspectos del juego y el equipo respondió bien.

J.S.) Francia es un equipo con mucho talento, sobre todo en las bandas con Dembélé y Mbappé. Teníamos tres bajas de la defensa titular, dos por enfermedad y una por lesión. Llegamos en una situación bastante limitada y, pese a todo, competimos. Tuvimos opciones para empatar, hubo situaciones polémicas en las áreas... Cualquier detalle iba a definir y así fue. Sobre todo cuando nosotros llegamos con tantas bajas. Ese tema de la enfermedad nos penalizó bastante.

E.D.) Sentimos que pudimos haber ganado si hubiésemos estado más acertados en las áreas. Y eso que los chicos le tenían mucho respeto. Tuvimos el balón. Nos quedamos fastidiados porque si te pasan por encima, ya está. Pero como tuvimos la sensación de que pudimos haber estado en la final...

J.S.) Te quedas chafado.

Y ahora, ¿seguirán con Marruecos?

E.D.) La oportunidad de ir a un Mundial no la podía desaprovechar. Es muy diferente la labor en una selección que en un club. A mí me gusta estar en un club. Tengo la energía y la fuerza para el día a día. A lo mejor dentro de cinco o seis años sí vería mejor una selección para estar más tranquilo. Vamos a ver. En el fútbol nunca sabes. Hace tres meses estaba en casa pensando que no iba a entrenar y que iba a ir a Balaídos a ver el Celta y, de repente, me tuve que ir a vivir a Rabat. Como me ha pasado tantas veces, siempre tengo una maleta medio hecha.

J.S.) Íbamos para 20 días y cada vez tenía que mandar un correo al club: oye, que van a ser 5 días más. Ellos están contentos. Ahora, tengo que volver al Olympique. Y de cara al futuro, veremos.

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