Huida y caos en Kabul tras la vuelta de los talibanes al poder en Afganistán
CRISIS EN AFGANISTÁN
Los gobiernos extranjeros han acelerado la evacuación de todo su personal y de otros ciudadanos de la capital
La victoria de los talibanes tras dos décadas de guerra en Afganistán desató ayer el caos en el aeropuerto de Kabul, donde al menos seis personas murieron, según varios testigos, mientras miles de personas desesperadas trataban de huir del país abordando los vuelos de repatriación. El mulá Baradar Akhund, jefe de la oficina política de los talibanes en Catar, declaró ayer en un mensaje en vídeo el fin de la guerra de Afganistán con la victoria de los insurgentes. “Hemos alcanzado una victoria que no se esperaba, debemos mostrar humildad ante Alá”, dijo Akhund, en lo que supone la primera declaración pública de un líder talibán tras la conquista del país.
En el primer día del país bajo control de los talibanes desde la invasión estadounidense en 2001, Baradar se refirió a este como “el momento de la prueba”, en el que tratarán de ver “cómo servimos y protegemos a nuestra gente, y de cómo aseguramos su futuro, para ofrecer una buena vida lo mejor que podamos”.
Kabul cayó el domingo en manos de los talibanes sin que las fuerzas nacionales opusieran resistencia y después de que en poco más de una semana lograsen el control de casi todas las provincias del país, un inédito avance motivado por la fase final de retirada de las tropas de EEUU y de la OTAN el pasado 1 de mayo. Sin embargo, los insurgentes no dieron detalles de momento sobre cómo será el proceso de transición.
LA BANDERA EN PIE
La Kabul de los talibanes amaneció con sus ciudadanos intentando continuar con sus vidas bajo el nuevo régimen, mientras en las calles reinaba el silencio y los talibanes patrullaban una ciudad sin mujeres a la vista. Pese a la captura, la bandera nacional más grande del país permanecía izada a primera hora de la mañana de ayer en la cima Wazir Akbar Khan, como cualquier otro día. Kabul, sin embargo, estaba casi vacía de mujeres, particularmente empleadas de oficinas y estudiantes universitarias que se quedaron en casa por temor al régimen talibán, recordado por la brutalidad de sus castigos y la opresión de las mujeres.
La caída de la capital afgana, que se completó después de que el presidente afgano, Ashraf Ghani, abandonara el país, provocó una oleada de miles de civiles que se dirigieron al aeropuerto de Kabul con el objetivo de salvar sus vidas. La mayoría eran civiles desesperados que se dejaron llevar por la idea de que EEUU, que está evacuando a su personal en el país, iba también a sacar a cualquier afgano. Muchos de ellos invadieron las pistas de despegue para que los aviones de repatriación no abandonasen el país sin ellos.
El caos en el aeropuerto causó ayer la muerte de al menos seis personas, entre ellas un talibán. Uno de los insurgetnes ordenó a varios civiles afganos que abandonasen el aeropuerto, y estos se negaron, por lo que disparó contra ellos, lo que desencadenó la respuesta de las fuerzas estadounidenses, que abrieron fuego contra el combatiente, que murió en el acto. Los otros dos fallecidos murieron supuestamente al caer de un avión de las fuerzas estadounidense en el que habían logrado subir antes de que despegara del aeropuerto.
Ante esta situación, la canciller alemana, Angela Merkel, afirmó ayer que ella y la comunidad internacional al completo se equivocaron al evaluar la situación en Afganistán y estimar cómo podría evolucionar tras la salida de las tropas internacionales. Asimismo, calificó de de “aterradora” y “dramática” la toma de poder del ejército talibán.
Por su parte, el presidente estadounidense, Joe Biden, se reunió ayer con su equipo de seguridad nacional para tratar los “esfuerzos en marcha” para la evacuación de estadounidenses y empleados locales de Kabul tras la toma de la capital afgana por parte de los talibanes. Además, Biden se dirigirá a la nación para hablar de la situación en Afganistán.
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