Fútbol

Las tablas de los errores en fútbol

Pitu arrancó desde la banda izquierda en el primer tiempo y actuó mucho más centrado en el segundo.
photo_camera Pitu arrancó desde la banda izquierda en el primer tiempo y actuó mucho más centrado en el segundo.
El Coruxo empató contra el Langreo en un partido marcado por los fallos que dieron lugar a los dos goles y el del penalti de Andriu en el minuto 88, que evitó la victoria verde

Ya se sabe que el fútbol es un juego de errores. Que sin ellos, no habría goles.  O, por contra, habría más. Es lo que sucedió ayer en O Vao entre Coruxo y Langreo, que jugaron un partido denso, con las ocasiones justas y los fallos como dinamitadores de lo que fue -ambos goles llegaron tras sendos desaciertos- y lo que pudo ser -Andriu envió un penalti al limbo en el minuto 88-. Así, el ADN de este juego sustentó un empate espeso.

Y con esa densidad en mente, el conjunto de David de Dios jugó los primeros compases tranquilo, bien pertrechado y a la espera. Sin Añón ni Dani Vidal, el técnico vigués reestructuró su esquema e hizo debutar a Mikel Carro en el doble pivote y a Álex Rey como titular -ya tuvo minutos la semana pasada- junto a Davo.  La nueva pareja de ataque cristalizó la teoría en práctica de la forma más simple. El recién llegado peinó un balón directo desde la defensa para el punta redondelano, que castigó la indecisión de la defensa y el portero con una vaselina. Su sexto gol del curso. 

Lo malo de los errores es que no son exclusivos del otro. El Coruxo había trabajado bien en la retaguardia frente a un Langreo con más iniciativa de salida. Sin embargo, de una acción más que evitable nació el empate asturiano. Un saque de banda que se enzarzó entre las piernas de Borja Marchante acabó en los pies de Rabanillo, que no perdonó ante Alberto Domínguez.

David de Dios movió ficha en el intermedio. Decidió regresar a los tres centrales y metió a Artiz por Borja Marchante para emparejarse con la defensa del Langreo. Así, la salida asturiana dejó de ser tan limpia como en la primera parte y el Coruxo mejoró notablemente.

Pero igual que la aparición de los fallos provocaron los goles del primer tiempo, la ausencia de ellos motivó un segundo acto sin casi ocasiones que llevarse a la boca. Si acaso Andriu, tocando todos los saques de esquina, daba sensación de peligro. Quizá por eso, la reedición del juego de las equivocaciones en la segunda parte fue especialmente cruel con el capitán del cuadro verde. Porque un desatino de Steven provocó un penalti que parecía salvador. El central tinerfeño asumió, pero chutó fuera y el marcador no se movió. Lo que los errores te dan, los errores te lo quitan. 

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