Decir Bera Bera en la División de Honor es decir mucho. El club referencia en los últimos años, con un ronsel de títulos y líder de la Liga. Hasta ayer. Porque decir A Sangriña también es mucho decir. Y allí, en el templo femenino del balonmano gallego, el Guardés se siente indestructible. En perfecta comunión con una grada enfervorecida, el Mecalia superó al conjunto donostiarra con la receta favorita de Cris Cabeza: a máxima velocidad.
Todo en un partido a tirones, en el que cuadro miñoto siempre fue por delante. Un arreón tremendo en el primer acto lo impulsó a un 14-7. Bera Bera reaccionó. Inquietó incluso. Pero Laura Hernández erró un penalti para ponerse a un gol a falta de dos minutos. A Sangriña respiró para volver a rugir. La victoria era un hecho gracias a un meteórico balonmano y a un pabellón que mata gigantes.