El Conservas Orbe Rubensa Porriño tiene esta noche en el Municipal louriñés un objetivo: lograr la primera victoria de la temporada en casa. Los dos triunfos ya sumados a domicilio, ante Rocasa y Beti-Onak, dan cuenta de un buen comienzo de temporada que necesita el refrendo ante la afición propia, en este caso ante un rival como el Gijón, que esta temporada ya no asusta tanto como en las más recientes.
El conjunto asturiano ha sufrido una profunda transformación, con importantes salidas -basta echar un ojo, por ejemplo, al vestuario del Guardés-. “Tiene un buena plantilla, quizás más corta que otro años. Pero siguen siendo un gran equipo", advierte Isma Martínez, entrenador del Porriño. Las gijonesas han perdido en las tres primeras jornadas de División de Honor, aunque en la última de ellas vendieron muy cara su piel en su pista ante el poderoso Málaga, que sólo se impuso por un gol (22-23). Esa tendencia al alza es la que debe frenar el Porriño esta noche.
El bloque louriñés también va en crecimiento, fundamentalmente porque las jugadoras que comenzaron el curso con problemas físicos ya trabajan con normalidad. Es el caso de Mica Casasola y de Maddi Bengoetxea, que ya entraron en contacto con la pista ante el Beti-Onak y que volverán a estar hoy, aunque todavía no al cien por cien. El problema puede surgir en la portería, porque en ese puesto se concentran estos días las molestias de Fátima Ayelen y Ana Belén Palomino, ambas con un dedo de la mano tocado. No estarán todavía Carme Castro ni Thais Fermo.
El partido será especial para dos jugadoras del Gijón, Marta da Silva y Lucía Méndez, ambas con pasado porriñés. “Saben que ésta es su casa”, asegura Isma Martínez. La grada se lo demostrará.
