Tridente de estreno

Larsen porfía por un balón ante Yangel mientras Douvikas espera el pase unos metros más adelante.
photo_camera Larsen porfía por un balón ante Yangel mientras Douvikas espera el pase unos metros más adelante.

Iago Aspas, Tasos Douvikas y Jorgen Strand Larsen formaron juntos por primera vez en una alineación titular de Rafael Benítez

En su afán por ensalzar el equilibrio y la competitividad cada vez que tiene ocasión, Rafa Benítez solía insistir en la enorme dificultad de juntar en la misma alineación a Iago Aspas, Tasos Douvikas y Jorgen Strand Larsen. Sin embargo, ayer decidió apostar por este tridente para que la dinamita ejerciera de antidepresivo tras la triste eliminación copera. Por momentos, la receta funcionó. Y, aun así, fue insuficiente para puntuar ante el Girona. Ni siquiera sirvió para hacer gol. 

El caso es que el técnico madrileño no olvidó su querido equilibrio. Trató de solventar esta inclinación del campo hacia un lado jugando con tres centrales en el otro. Así, Aspas inició como el punta del equipo, con Douvikas en la derecha y Larsen en la izquierda. La idea era clara. Buscar el desmarque al pie del morracense tras cada robo, para que luego filtrase a la profundidad hacia el noruego o el griego. No resultó. No lo hizo porque quien más sufrió con esta idea fue el centro del campo. Tapia y De la Torre, casi siempre en inferioridad, era incapaces de robar balones. Y ese preámbulo es imprescindible para poder contragolpear. La metáfora de la manta corta, en esta ocasión fue la de la manta rota: se resquebrajó por el medio.

La situación mejoró con un simple posicional entra Aspas y Douvikas. A diferencia de Larsen, al griego le cuesta adaptarse a la banda. De esa incomodidad y de la interminable versatilidad y el entendimiento del juego del morracense surgió una permuta que benefició al Celta. Llegaron las ocasiones, pero el de Argos no estuvo atinado. El noruego también gozó de un cabezazo al larguero, que nació de otro de los movimientos propios de este plan, el de que el nórdico atacase el segundo palo cuando el juego venía desde la derecha. Fue el caso, en un buen centro de Mingueza.

Este mecanismo se volvió constante en la segunda mitad. El Celta arrancó bien, con una presión alta valiente, pocas veces vista antes este curso. Los tres miembros del tridente se emplearon a fondo para comandarla. Pero el rival también juega y un brillante Dailey Blind solía batir línea con su magnífico pie izquierdo. No obstante, el conjunto celeste tuvo más posesión y trató de condicionar a la defensa del Girona con Aspas fijando en el carril del 8. Desde ese juego posicional en el costado derecho, Larsen vino dentro para hacer el doble 9 con Douvikas.  Algún escarceo hubo, pero nada serio. 

La energía colectiva estaba cayendo y los cambios no afectaron al tridente, que disputó el choque entero. Pero la debilidad del centro del campo celeste se acrecentó con las modificaciones de Benítez y el Celta acabó partido en dos por el medio y sin capacidad de llevar balones  a sus tres delanteros. Y ya se sabe que poco importa los camareros que tienes en sala si no hay gente haciendo la comida.

Sólo 4 minutos juntos en Liga antes del Girona

Que Aspas, Douvikas y Larsen jueguen juntos es algo inaudito. Y no solo en el once titular, como ayer. Hasta este encuentro contra el Girona, el tridente solo se había visto durante cuatro minutos en Liga. Sucedió el 8 de octubre en Balaídos contra el Getafe. Como suele ocurrir, el moañés y el noruego compartían punta de ataque. Con 2-2 en el marcador, Benítez apostó por el griego para buscar una victoria que no llegó. Carles Pérez salió de terreno de juego en el minuto 86 y de ahí al final los tres compartieron frente de ataque sin éxito.  A esta ecuación hay que sumar los 12 minutos finales del pasado martes ante la Real Sociedad. en la Copa del Rey. Así pues, Aspas, Douvikas y Larsen nunca han jugado juntos lejos de Balaídos.

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