Tantos celtistas, tan poco resultado

El estadio Mendizorrotza vivió un día de fiesta al celebrar su centenario de vida.
photo_camera El estadio Mendizorrotza vivió un día de fiesta al celebrar su centenario de vida.
El desplazamiento masivo del celtismo no tuvo feliz respuesta

El Celta contaba ayer con el apoyo en directo de unos 1.200 celtistas. El mayor respaldo fuera de casa de la temporada daba cuenta del optimismo reinante en el celtismo tras la victoria ante Las Palmas y de la fe que se tenía en que el equipo aprovechase la visita al Alavés para dar otro paso hacia la salvación. Pero un viaje de naturaleza alegre tuvo que convivir con un mal resultado y con un mal partido de los célticos. Las disculpas proliferaron después en las declaraciones de entrenador y jugadores. Porque, realmente, fue una pena.

Los autobuses -siete- partieron ya en la madrugada de ayer o a última hora de la noche de antes de ayer. Los coches -un tropel- esperaron un poco más para acercarse a la capital alavesa. Fue un viaje largo pero que se hizo ameno porque el ánimo estaba como nuevo. La lluvia acompañó el desplazamiento, pero ni eso pudo con la alegría celeste de los viajeros.

Vitoria es plaza bien conocida por el celtismo. La plaza de la Virgen Blanca fue el epicentro de la expedición a su llegada, con la presidenta, Marián Mouriño, dentro de la ecuación. Fotos, cañas y pinchos de rigor para apurar las horas antes del encuentro, fijado a media tarde. Y hubo la organizada marcha hacia Mendizorrotza tras el almuerzo. Nada falló en los prolegómenos. El problema fue el cuerpo central.

Porque desde el comienzo el celtismo no reconoció a su equipo. En un Mendizorrotza festivo por su centenario, la afición local encontró enseguida argumentos para el ánimo, mientras que los visitantes esperaban turno. Por desgracia, no llegó. Y, entre ayer y hoy, hubo que emprender la vuelta a casa con un deje de tristeza: tantos para tan poco.

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