Los precedentes halagüeños de Rafa Benítez

El entrenador del Celta, Rafa Benítez, habla con su cuerpo técnico antes del inicio del pasado viernes en Balaídos ante el Almería.
photo_camera El entrenador del Celta, Rafa Benítez, habla con su cuerpo técnico antes del inicio del pasado viernes en Balaídos ante el Almería.
Rafa Benítez, técnico celeste, protagonizó con el Newcastle y el Extremadura buenos finales de Liga en la zona baja

La jornada que hoy se cierra ha supuesto para el Celta mucha tranquilidad, pero ni mucho menos es definitiva. Al equipo vigués le restan 11 jornadas en las que volverá a haber presión para salvar la categoría, dado que los 5 puntos de ventaja sobre el Cádiz no son todavía suficientes, ni mucho menos. Y hará falta experiencia para lidiar con cada encuentro y con los momentos en los que, tal vez, esas tres últimas plazas vuelvan a acercarse.

De experiencia presume, con razón, el técnico celeste, Rafa Benítez. Tres décadas en la élite de los banquillos así lo atestiguan, aunque para encontrar precedentes en los que haya tenido que lidiar con esa presión de la pelea por no descender hay que rebuscar entre todas esas temporadas. En concreto, ha vivido tres campañas en tan exigente tesitura, cuatro si se cuenta en la que fue despedido tras 23 jornadas en el Valladolid. Dos de las otras tres son recientes, en el Newcastle en la Premier League (17/18 y 18/19), y la otra también hay que retrotraerse a los comienzos de su carrera, en el Extremadura 98/99.

Aquel curso en tierras extremeñas, después de haber ascendido el anterior, fue un ejercicio de supervivencia puro y duro. A estas alturas, tras la disputa de la jornada 27, calcaba los 24 puntos que tiene ahora el Celta, pero éstos sólo le daban para ser penúltimo en una Liga con dos descensos directos y otras tantas plazas de promoción. De los últimos once encuentros, el Extremadura sólo perdió dos, empató seis y ganó tres, lo que le permitió cerrar las 38 jornadas de Liga en la plaza décimo séptima que, hoy por hoy, daría la salvación. Pero, por entonces, obligó a una eliminatoria a doble partido con el Rayo que cayó del lado vallecano. Un descenso.

Dos décadas después, Benítez -que tras Extremadura ya inició su despegue en el Valencia-, volvió a vivir dos temporadas seguidas de pelea para evitar el descenso con un Newcastle al que había devuelto previamente a la Premier. Ambas tuvieron un perfil muy parecido y la esperanza es que también sea igual al actual con el Celta. Porque en la temporada 17/18, el equipo de Benítez estaba en la jornada 26 en la décimo sexta plaza sólo un punto por encima del descenso. En la vigésimo séptima, al igual que el actual bloque celeste superó por la mínima al Almería, aquel Newcastle se impuso al Manchester United (1-0) e inició un buena recta final con 5 victorias más que le permitieron terminar incluso décimo.

Al año siguiente, el equipo de Benítez estaba en descenso en la jornada 22. Pero en la 26 ya había logrado una renta de cinco puntos que supo mantener, con algún vaivén, hasta el final con, de nuevo, cinco victorias en los últimos 11 encuentros. La décimo tercera plaza final oculta el sufrimiento habido hasta bien entrada la segunda vuelta.

Esos precedentes en la carrera del actual entrenador céltico hacen ser optimista. Si se repiten, el Celta habría pasado ya por lo peor del curso y podría cerrarlo hasta con relativa tranquilidad. Pero el mismo Benítez advierte de que no existen dos temporadas iguales.

Una plantilla acostumbrada a pelear en la zona baja

Uno de los lugares comunes que se argumentan en los últimos años cuando el Celta se ve obligado a pelear por no descender es el de que dispone de una plantilla de jugadores poco acostumbrados a tales lides. Una afirmación que, con el paso de las temporadas, ha perdido, lógicamente, vigencia, dado el currículum céltico reciente, con una mayoría de campañas en las que la única meta ha sido la salvación, pasando por momentos de máxima exigencia. Como mejor muestra, el curso pasado, cuando la permanencia se cerró en la última jornada.

Una gran mayoría de los componentes del actual plantel ya estaban en el anterior. De hecho, sólo se pueden dar de nuevas los fichajes de este año: Vicente Guaita, Carl Starfelt, Manu Sánchez, Jonathan Bamba, Anastasios Douvikas, Carlos Dotor, Mihailo Ristic, Jailson Marques, Tadeo Allende y Javier Manquillo. No son pocos, diez, pero dentro de una plantilla que tras el mercado de enero se ha elevado hasta los 24 componentes. Y además, Guaita sí que ha vivido situaciones así de apuradas -descendió con el Getafe- y Javier Manquillo acompañó a Rafa Benítez en esas dos temporadas en las que el arreón final evitó los problemas vividos hasta entonces.

Por lo tanto, son 15 los jugadores que ya han vivido en sus carnes desenlaces ligueros cargados con la presión de jugarse la salvación. Todo un experto es, para su desgracia, Iago Aspas, que es el único futbolista presente en todas las salvaciones agónicas desde el último ascenso a Primera. Desde la primera con Abel Resino, pasando por las de Fran Escribá y Óscar García Junyent hasta la del pasado año con Carlos Carvalhal.

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