En la primera oportunidad que ha tenido, Eduardo Coudet ha demostrado su confianza en Gabri Veiga. El canterano arregló en los últimos días su renovación con el Celta hasta 2026, pendiente sólo de firma, y tras serle permitido entrenar con el primer equipo esta semana, ya entró ayer en la convocatoria para el desplazamiento a Granada.
El pasado 19 de enero, el porriñés estuvo en el banquillo en la victoria celeste ante Osasuna en Balaídos. Pero, desde ahí, el hecho de no cerrar la renovación lo relegó al filial, donde está siendo uno de los jugadores principales para Onésimo Sánchez. De hecho, la trascendencia del duelo del segundo equipo hoy en Santander en la lucha por mantenerse en la fase de ascenso a Segunda hacía plantear dudas sobre su presencia en la lista de Coudet, pero el argentino no ha dudado.
A su favor juega tanto que el primer equipo busca cerrar la permanencia matemática como las bajas de éste. De manera especial, la de Augusto Solari por sanción, que deja abierto un hueco en esa línea de tres volantes que, a priori, es donde se puede acomodar el canterano dentro del dibujo de Coudet.
“Los dos jugadores (de campo) del filial con los que había pedido contar diariamente eran Carlos y Gabri. Otra vez a empezar a trabajar. Es un chico que trabaja bien y que seguramente se volverá a adaptar al ritmo de Primera División”, señaló ayer el entrenador argentino, destilando la pena de haber perdido de vista a Gabri durante más de tres meses por su situación contractual. Ahora, ya lo tiene a su lado.
