El Celta retoma el camino ante el Getafe

Celta - Getafe

El Celta encontró pronto el gol ante el Getafe y supo pasar por momentos malos para ganar con uno más

Publicado: 05 nov 2024 - 08:26 Actualizado: 06 nov 2024 - 08:09

Tasos y Aspas celebran el único gol, al inicio del encuentro.
Tasos y Aspas celebran el único gol, al inicio del encuentro.

El Celta ganó ayer para evitar dudas. Lo hizo siendo mejor que el Getafe y favorecido por los hados. Tres puntos para volver a la mitad alta y para asentar la fe en lo que se hace. Y segunda portería a cero.

El marcador es un ser caprichoso. Voluble de la manera más desquiciante, la de imprevisible. Porque a veces responde a la lógica y a veces la desprecia. Gusta de romper esquemas previos y, si se tercia, de tirar a la basura horas y horas de vídeos y de entrenamientos. Se sabe poderoso, dictatorial. Deja que intenten seducirlo los equipos pero ni los más poderosos lo tienen comprado; como mucho, alquilado. Al Celta no le sonreía demasiado en la racha previa al encuentro de anoche en Balaídos contra el Getafe. Ni cuando lo mereció ni cuando no. Porque los méritos son sólo un factor más dentro de su capricho. Ése que concedió a los célticos ayer un gol al poco de empezar, concretamente en el minuto 7.

Por entonces, apenas se había asomado el partido. El Celta apostando por la circulación desde atrás, aunque fuese arriesgando. Y el Getafe mostrando su ambición a base de presión alta, altísima. En ese ajuste estaba el duelo cuando Iago Aspas tiró de tobillo biónico. El derecho, en esta ocasión. Una internada en el área con rebote incluido la culminó con un centro manso al segundo palo, donde sabía que la condición natural de Anastasios Douvikas lo iba a llevar. Allí estaba el griego para empujar el balón a gol de cabeza.

El heleno fue una de las novedades del once, retocado por Claudio Giráldez. Las otras, la apuesta por Mihailo Ristic en el carril izquierdo -toda una declaración de intenciones sobre la importancia que el serbio tiene para el cuerpo técnico- y la más común de Fran Beltrán por Ilaix Moriba en el centro del campo. Todos ellos celebraron el tanto más tempranero del Celta en lo que va de Liga.

No tiene el Getafe cuerpo de víctima. Rocosamente competitivo, no encontró brillo pero sí intención. Porque el marcador en contra lo obligaba a no esperar al robo, sino a intentar proponer. Lo cierto es que el Celta no consiguió controlar el partido tanto como se proponía ni como le invitaba a hacer el caprichoso marcador. Claro que el rival no tenía remate al carecer de delantero centro como tal, con la apuesta de Uche como referente ofensivo por su capacidad para jugar con el cuerpo. De ahí que José Bordalás aprovechase la lesión de Djené para no sólo cambiar al central, sino para restar un centrocampista y apostar por Álvaro Rodríguez en punta.

El impulso getafense no le dio para ser peligroso y el Celta acabó recuperando la iniciativa en los últimos minutos de la primera parte. Al descanso sonreía el caprichoso marcador pero el Getafe amenazaba demasiado cerca. Un gol de ventaja no es suficiente ante un rival acostumbrado a encontrar agua en el desierto.

El cambio de Javi Rodríguez por Javier Manquillo no variaba planteamiento alguno. Y el Getafe mantenía esa capacidad competitiva, acompañada esta vez por una gran ocasión, la primera del encuentro. Un buen centro de Carles Pérez encontró el remate de Uche, que se estrelló en la cabeza de Starfelt. El rechace le cayó a Álvaro Rodríguez y su disparo sin tino fue a manos de Guaita.

Un susto que debía hacer despertar al conjunto celeste, que no acababa de encontrar la claridad en el último tercio de campo. Una realidad que se viene repitiendo en las últimas semanas. Claro que Aspas está fuera de tendencias y un robo de Bamba -muy trabajador y acertado- le permitió tirar un desmarque y estrellar el balón en el palo. Un golpe para despertar a los propios y para preocupar a los ajenos. Porque el moañés volvió a aparecer un minuto después para canalizar el juego y encontrar a Mingueza. Éste centró y el cabezazo forzado de Douvikas no encontró potería.

El equipo vigués había respondido a su mal momento de la mejor manera: con presencia en el área rival. Pero el encuentro acabó de decantarse por un error de Berrocal, defensa visitante, precisamente quien entró al campo por la lesión de Djené. Con una tarjeta ya en su haber, se fue abajo para tratar de evitar que Douvikas controlase de espaldas en el centro del campo y golpeó el tobillo del ariete por detrás. La expulsión se volvió un gran peso para el Getafe, que tuvo que ceder el control.

A partir de ahí, el Celta aprovechó los espacios para crear ocasiones de sobra, cuantitativa y cualitativamente, para sentenciar antes de sufrir al final algunos centros sobre el área que generaron inquietud. Sin daño. Tres puntos clave para seguir tranquilo.

Contenido patrocinado

stats