El Celta Fortuna, juventud que da y quita

Los tumultos en el área del equipo local se sucedieron en cada acción a balón parado visitante, como la que terminó en la roja de Martín Conde.
photo_camera Los tumultos en el área del equipo local se sucedieron en cada acción a balón parado visitante, como la que terminó en la roja de Martín Conde.
El Celta Fortuna empató ante el colista Teruel un partido condicionado por la expulsión de Martín Conde en el 27, en el que el filial se expuso para ganar y cedió en dos córners

Solía decir Eduardo Berizzo que cuando eliges una manera de ganar, también estás eligiendo una manera de perder. No obtuvo ayer  ninguno de los dos resultados el Celta Fortuna, que empató ante el Teruel. Pero la filosofía que subyace de la frase es muy aplicable al equipo de Claudio Giráldez en cuanto a estilo y propuesta,  pero también en lo que respecta a la propia tipología de su plantilla. Un bloque muy joven, con numerosos futbolistas en formación.

Como en todo, hay pros y contras. Y en esta ocasión volvió a notarse. En lo malo, porque la inexperiencia provocó una patada a destiempo dentro del área de Martín Conde, que se revolvió ante un agarrón rival y acabó en la ducha antes de que se cumpliera media hora. En lo bueno, porque el filial céltico jugó exactamente igual que si no estuviera en inferioridad. Una actitud que regresa a la frase inicial del exentrenador del Celta: en esa apuesta rotunda por la victoria, el cuadro vigués se adelantó tres veces y otras tantas perdió su ventaja, todas ellas a balón parado -un penalti y dos saques de esquina-. La última, en el 93. 

Un palo muy duro para el Fortuna tras cuatro derrotas consecutivas. La mala racha continúa, aunque a través del juego puso todo el filial para darle la vuelta a la situación. Con once, acaparando absolutamente la pelota y coronando el dominio con un sensacional gol de Fer López. Conducción con cabeza levantada, recorte, espacio y zurdazo. Futbolista especial. 

Y a la media hora llegó la jugada clave. Cómo no, en un envío desde la esquina, el tipo de acción más resolutiva para el Teruel. La colegiada Huerta de Haza había avisado que no quería agarrones y juego subterráneo un instante antes. Pero, en cuanto se dio la vuelta, un jugador visitante se abalanzó sobre Martín Conde. El agarrón acabó con el lateral en el suelo y su enfado en el cielo. De su inexperiencia nació una patada que fue detectada y desembocó en penalti y expulsión. Borja Martínez, que había errado un claro mano a mano, incrustó la pelota en la red para empatar. 

La clásica zozobra del boxeador grogui acompañó al equipo céltico en los siguientes minutos. Pero, poco a poco, la sangre volvió al cerebro. Damián asumió la responsabilidad y recuperó el dinamismo con balón. De la Iglesia, de nuevo titular, desplegaba recorrido. Arriba, Hugo Álvarez y Fer López buscaban justificar la ausencia de Alfon. 

Poco duró. El manchego entró al campo tras el descanso. La idea de Claudio, que reconfiguró su equipo con defensa de cuatro, era tener un futbolista autosuficiente que compensase la inferioridad numérica. Lo logró. Quijotesco en origen, quijotesco en espíritu, Alfon enloqueció a la lenta defensa visitante. Conducciones, arrancadas, frenadas, caracoleos. Su segunda mitad fue un espectáculo. De una de estas acciones nació el balón que permitió a Pablo Durán cabalgar y marcar. 

De nuevo, los jóvenes pupilos del técnico porriñés se encontraron ante lo bueno y lo malo de su propio ser. De su valentía llegó el gol. De ella también salieron las opciones del Teruel de seguir en el partido. El duelo se abrió para convertirse en un ida y vuelta, con la sensación de que el Fortuna podía matar a través de su ingenioso hidalgo. Alfon continuó con su exhibición de desequilibrio. Una y otra vez le buscaban y una y otra vez generaba. Taliby Konaté, portero visitante, se lució en un par de disparos suyos. 

El caso es que cuando el partido no se cierra, cualquier cosa puede suceder. Incluso con un equipo que solo había metido diez goles hasta ayer.  Un saque de esquina mal defendido propició el empate de Villanueva. Volver a empezar. Y volver a marcar. Porque el empuje final del Fortuna fue intenso. Un aviso de Raúl Blanco precedió al gol de Miguel Román. Pero quedaba tiempo y quedaban saques de esquina. Otra vez Villanueva, en el área pequeña, cabeceó a la red en el 93 el empate y la confirmación de lo que la juventud te da, la juventud te lo quita. 

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