El Celta se empeña en el suicidio

El Celta, cabizbajo, tras caer ayer también en Cádiz (1-0).
photo_camera El Celta, cabizbajo, tras caer ayer también en Cádiz (1-0).
El equipo celeste completa un ejercicio de impotencia nerviosa en Cádiz y llega a la última jornada a un punto del descenso

El Celta se está empeñando en suicidarse. Tiene miedo a vivir y los demás no le salvan. En Cádiz sufrió una derrota sonrojante que lo aboca a una última jornada a la que llega fuera de descenso pero en serio peligro. Sobre todo, porque es un equipo muerto y atenazado. El lumbago de Aspas duele horrores.

Tenía el Celta esa desagradable sensación de no controlar nada. De verse desde fuera, como a través de una pantalla, sin tener el mando a distancia en la mano. De ser una marioneta a la orden de alguna fuerza desconocida y no amiga. Con la fuerza de voluntad convertida apenas en un deseo de voluntad. Superado por unas circunstancias que acechan con peligro, que superan tu capacidad de rebeldía, reduciéndola a apenas unos arañazos con las uñas romas.

Era el partido. El decisivo. El que podía acabar con el calvario. Y eso pesa. Más para el Celta que para el Cádiz, por la peor conciencia de los celestes ante unos gaditanos sabedores de que cumplen su destino. Hizo un amago el Celta de inicio, apenas un gesto. Que no duró y pasó desapercibido en una primera parte convertida en algo de lo que avergonzarse. En muchos sentidos.

Carlos Carvalhal, entrenador céltico, repitió el once de Girona porque ya comentó que el equipo le había gustado. Y porque, por mucho que se desee, Iago Aspas no está en condiciones. Pero, más allá de los jugadores elegidos, la aptitud de cada equipo fue diametralmente opuesta. Porque al Celta el temor le provocó imprecisión tras imprecisión, mientras que toda la motivación positiva se la quedaban los locales. Sin nada sorprendente: mucha intención y vértigo arriba. Con Theo Bongonda de principal estilete, provocando faltas. La pierna se encogía incluso hasta para despejar mediante una patada a seguir. 

Salvó al equipo vigués el vídeo arbitraje, tantas veces señalado como malévolo. Primero, recomendando a De Burgos Bengoetxea que volviese a ver una caída de Bongonda ante Galán tras un error en la salida de Iván Villar. Podía ser, además, la segunda amarilla del céltico. El penalti señalado en primera instancia desapareció. Y apenas unos minutos después, Lozano anotó un 1-0 también efímero tras descubrirse un fuera de juego en el arranque de la jugada.

Las sensaciones eran pésimas sobre el campo, pero el resto de resultados ayudaban. Lo que no quita que, una vez más, Carvalhal tuviese que enmendar su idea inicial al descanso, sentando a Miguel Rodríguez para introducir al más experimentado Luca de la Torre.

El problema es que el equipo seguía exactamente igual de perdido. Y el Cádiz, exactamente igual de convencido. Tanta concesión al rival acabó por traer lo inevitable. Escalante recibió demasiado fácil al borde del área y se limpió a Tapia y Aidoo con un doble regate. No contento con eso, evitó la salida de Mallo con un caño que dejó solo ante Villar a Sobrino. Tres veces no iba a salvarte el VAR.

Ya no sonreía ni lo propio ni lo ajeno, con los goles del Getafe y del Espanyol. El equipo vigués debía intentar salvarse por sí mismo. El Cádiz tenía su botín y varió la apuesta, asentándose en campo propio y dejando ya que el conjunto vigués se cociese en su propia salsa de impotencia.

Intentó intervenir Carvalhal desde el banquillo. De golpe, tres cambios, con Iago Aspas y Óscar Mingueza para intentar tener el balón con criterio y Gonçalo Paciencia para el remate. Faltaba media hora todavía y, durante unos minutos, pareció que la receta funcionaba. Entre el moañés y el ex del Barça forjaron una jugada que acabó con centro de este último para un cabezazo del ariete portugués. Pero salió demasiado centrado y Ledesma lo detuvo sin problema.

Con Aspas dando dos pases seguidos y Mingueza desentendiéndose con balón del lateral derecho para jugar al borde del área, el Celta intentó recuperar un empate que podía valer para mucho. Pero volvió a la sequía total en el remate mientras el Cádiz perdonaba las ocasiones de las que dispuso para sentenciar.

Hasta nueve minutos de descuento no bastaron. El Cádiz se aferró al triunfo con todo lo posible, artimañas incluidas. Y un Aspas mermado no fue suficiente para romper la tendencia perdedora de un Celta que, una vez más, volverá a jugarse la permanencia en la última jornada. Por una recua de deméritos propios. Por un final de campaña con una victoria en once jornadas.

Cádiz:
Ledesma; Carcelén, Hernández, Meré, Espino; Escalante, Alcaraz, Bongonda (Alejo, m.76), Sobrino (Momo, m.86); Lozano (San Emeterio, m.62) y Guardiola (Roger, m.76).

Celta:
Iván Villar; Hugo Mallo (Óscar Mingueza, m.61), Joseph Aidoo, Unai Núñez, Javi Galán; Gabri Veiga, Renato Tapia (Haris Seferovic, m.86), Óscar Rodríguez (Gonçalo Paciencia, m.61); Carles Pérez, Jorgen Strand Larsen (Iago Aspas, m.61), Miguel Rodríguez (Luca de la Torre, m.46). 

Gol:
1-0, m.53: Sobrino.

Árbitro:
De Burgos Bengoechea (vasco). Amonestó con amarilla a los locales Sobrino, Bongonda, Guardiola, Lozano, San Emeterio, Luis Hernández, Alcaraz, Escalante y Alejo, a los visitantes Galán, Núñez, Óscar, Aspas, Solari y Luca.

Incidencias:
Partido de la jornada 37 de Primera División disputado en el estadio Nuevo Mirandilla ante unos 20.000 espectadores

Te puede interesar