Que el Celta tiene un problema de una enorme gravedad lo atestigua el lío en el que se ha metido y el hecho de que un futbolista tieso, con una lumbalgia muy limitante, tenga que salir desde el banquillo para que el equipo celeste sea capaz de dar tres pases seguidos. Así sucedió ayer en el Nuevo Mirandilla, cuando Iago Aspas, como el Cid, tuvo que salir al rescate de su equipo. No tuvo éxito, pero su entrada -y la de Mingueza- permitió, al menos, que el conjunto vigués igualase fuerzas con el Cádiz y dejase atrás el despropósito de la primera hora de partido.
Cuando eso sucede, parece evidente que a un equipo le falta algo. Y Aspas lo verbalizó nada más terminar el partido, aún sobre el césped, en la comparecencia rápida en televisión. “Nos falta calidad. Ya lo dije en agosto, lo dije en enero, no se subsanó y ahora estamos al borde del descenso”, expresó con cristalina claridad.
Es un mantra que, efectivamente, ha repetido el morracense en varias ocasiones a lo largo del curso. Ayer volvió a hacerlo. Fue el punto más crítico de unas declaraciones en las que reconoció el mal encuentro del equipo celeste, "sobre todo, en la primera parte", en el feudo gaditano. “No hicimos bien las cosas. Defendimos muy bajo, no tuvimos el balón ni para poder hacerles una contra y cuando tiras 45 minutos es muy complicado”, expresaba. “Cuando nos quisimos dar cuenta ya perdíamos 1-0 y ellos defendiendo bajo se manejan bien. No tuvimos casi ninguna ocasión clara”, reconoció.
Así las cosas, el Celta tendrá que buscar la permanencia en la última jornada cuando hace unas semanas parecía imposible verse en estas lides tan apretadas. “Ya nos pasó hace unos años, la temporada del Covid jugándonoslo en el campo del Espanyol", recordó Aspas. "Parece que no aprendemos", añadió el moañés.
El equipo céltico tan sólo ha sumado una victoria en los últimos once encuentros. En cuestión de puntos, seis de los últimos 33. El colchón se ha esfumado de un plumazo y ahora ocupa el décimo séptimo puesto con un único punto de margen sobre el precipicio. El moracense, consciente del problema, recordó que el Celta depende de sí mismo. Pero, por si acaso, también advirtió de que serviría hacer lo mismo que el Pucela para salvar la categoría -siempre y cuando no entren en juego los triples empates-. "El Barça es el campeón y no se juega nada, así que hay que intentar ganar y sacar esos tres puntos o que el Valladolid no gane", resumió el fuera de serie de Moaña.
Ese partido en Balaídos, el próximo domingo, tendrá el sufrimiento asegurado ocurra lo que ocurra. De nuevo, la lumbalgia que arrastra Aspas derivada de su hiperdolorsis es un grave problema para el Celta. Sea como sea, el moañés estará para ayudar. “Llevo tres semanas muy jodido, pero hay que echar una mano al equipo. Ahora toca tratarse con el fisio, descansar y tratar de ayudar el próximo fin de semana”, anunció el morracense.
Carvalhal confirmó en la rueda de prensa que Iago no estaba para más de media hora. Y seguramente ni eso. En esta ocasión, se respetaron esos tiempos. Contra el Barcelona es muy posible que haya que forzar la máquina. “Si hace falta, estaré en silla de ruedas”, advirtió el morracense, que volvió a dar la cara y animó a todo el mundo a resetear la situación. “Hay que pasar página y empezar a ser positivos desde ya”, concluyó el capitán del Celta. Con él sobre el campo, aunque sea tieso, se ensancha el margen de la esperanza.
