El Celta, adelante en la Copa

Carles Pérez celebra el primer tanto del Celta, anoche, en el campo del Gernika.
photo_camera Carles Pérez celebra el primer tanto del Celta, anoche, en el campo del Gernika.
Eliminó al Gernika con facilidad (0-3) en un partido cómodo y de gran efectividad con goles de Carles Pérez, Aidoo y De la Torre 

La cuestión era pasar la eliminatoria para no dañar el halo de positivismo que rodea al Celta tras el parón liguero. Que la ilusión del Gernika no encontrase camino para hacerse carne en forma de resultado. El equipo vigués lo consiguió con creces y sin florituras para estar hoy en el sorteo de dieciseisavos de final. Fue una victoria seria, a media luz, nada brillante. Pero una victoria. 

Del once elegido por el técnico celeste, Carlos Carvalhal, apenas sorprendió la suplencia de Iago Aspas. El resto pueden ser perfectamente los seleccionados dentro de siete días para medirse al Sevilla en Liga, en un partido que exigirá mucho más. La cuestión es que al Gernika le faltó la convicción de inicio de asustar, de meter presión, de ser más generosos en el esfuerzo. Porque, puestos a madurar el partido, la ventaja iba a ser de un conjunto celeste que se hizo con el control del balón y del juego. El equipo vasco quería sorprender con ataques relámpago, que convirtieron a Iván Villar en libre más que en portero.

El foco estaba puesto en las áreas. Y no es un giro anglófilo del lenguaje, sino una situación lumínica, ya que las torres de luz se situaban a ambos extremos del campo y dejaban la zona central en una ligera penumbra para el espectador. Porque el juego se desplegó básicamente en esa zona de sombras, más caída hacia la portería local y más a través de las bandas. El Celta más rígido en lo táctico desde que Carvalhal metió mano -un 4-4-2 clásico- trataba de ser vertical a través de las combinaciones dos a dos: Cervi y Galán por la izquierda y, sobre todo, Óscar Mingueza y Carles Pérez por la derecha. Al atacante cedido por la Roma se le vio de nuevo con ganas de agradarse y agradar, con sus habituales conducciones pegadas al pie rompiendo hacia dentro.

Casi no había pasado nada, salvo disparos desde fuera del área del propio Carles y Gabri, cuando el primero de ellos encontró una salida limpia al contragolpe. Aprovechó el pase de Larsen, que se movió bien en el centro del campo para abrir el juego, y corrió hasta encontrar su movimiento predilecto y disparar raso al palo del portero. Altamira nada pudo hacer. El espumeante juego del goleador celeste todavía le dio para alguna acción interesante junto al otro céltico más lúcido ayer, Gabri Veiga. Quizás por aquello de que le cae más cerca en la memoria los partidos jugados en campos de hierba artificial. El porriñés tiene entre ceja y ceja la verticalidad y casi se prohíbe pasar atrás.

El marcador ya daba tranquilidad al descanso, pero no sirvió para despertar del todo a los célticos, algo arrullados por un ritmo de partido demasiado lento. Apretó un poco más el Gernika entonces. Con su campo lleno, no quería desperdiciar sin luchar la ocasión histórica de que un equipo de Primera División visitase por primera vez Urbieta. Fueron un puñado de minutos de indefinición, de peligro para el Celta, al que le interesaba el control. Todo pudo cambiar en una acción a balón parado tras una falta en la que Beltrán vio una amarilla: Salado pudo cabecear, pero el balón chocó contra la espalda de Aidoo y el rechace posterior fue rematado de escorzo por Arberas, despejando de forma definitiva Unai Núñez.

Podía haber sido un punto de inflexión. Pero igual que el veneno vino a balón parado, el antídoto también llegó por esa vía. Y rápido. Apenas tres minutos después del susto, el Celta tuvo un saque de esquina que Cervi puso en el corazón del área, donde Aidoo le ganó en el cuerpeo a su par y cabeceó a gol.

Ya tenía previsto Carvalhal realizar dos cambios y mantuvo la apuesta justo tras el tanto que devolvió la tranquilidad al Celta. Aspas y Luca de la Torre por Paciencia y Cervi. Ninguna revolución, salvo la novedad de ver jugar al estadounidense por la izquierda. El internacional sigue buscando un sitio y ayer le puso ganas a la cuestión, aprovechando que el Gernika había quedado anestesiado por el marcador. Cuando llevaba más de 10 minutos en el campo, lanzó a Galán -subió infinidad de veces, centró la intemerata pero no encontró rematadores- y siguió la jugada. El rechace que quedó muerto al borde del área local lo colocó con finura en el fondo de la portería.

La historia ya estaba escrita. Óscar Rodríguez, Hugo Mallo y Williot Swedberg tuvieron minutos para desentumecerse, sobre todo el segundo, que viene de lesión. Y se acabó. Sin fiestas, sin algarabías. Todo muy controlado, todo muy normal. El Celta jugará la tercera ronda de la Copa del Rey.

SD Gernika Club:
Altamira; Agirrezabala, Berasaluze, Arberas, Vega, Carlos González (Iriondo, m.84); Yeray Carpio (Agirre, 63), Gorka Marcos (Ortega, m.63), Salado; Josu Gallastegi (Giovanni, m.63) e Ibai Sanz (Lamin Juwara, m.76).

Celta:
Iván Villar; Mingueza (Swedberg, m.76), Aidoo, Unai Núñez; Carles Pérez (Hugo Mallo, m.74), Beltrán (Oscar, m.74), Gabri Veiga, Cervi (De la Torre, m.56), Javi Galán; Paciencia (Aspas, m.56) y Larsen.

Goles:
0-1, m.31: Carles Pérez; 0-2, m.55: Aidoo; 0-3, m.68: De la Torre.

Árbitro:
Miguel Ángel Ortiz Arias (Comité Madrileño). Mostró tarjeta amarilla a los locales Marcos (m.30), y a los visitantes Cervi (m.24), Fran Beltrán (m.51).

Incidencias:
Partido perteneciente a la segunda ronda de la Copa del Rey disputado en un Urbieta lleno por los 2.200 aficionados que suponen el máximo de su aforo. Presencia de la peña Zuri Urdin.

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