Balaídos, hogar de tristezas

La afición disfrutó del juego muchos minutos pero no del resultado.
photo_camera La afición disfrutó del juego muchos minutos pero no del resultado.
Balaídos superó las 20.000 personas y se fue más triste que enfadado

Balaídos no es lugar de alegrías. O, de haberlas, son escasas y acaban demasiado pronto. La afición celeste volvió a salir del recinto municipal con otra derrota en la conciencia, con otro cabreo para toda la semana, con otra sensación de rabia por lo que pudo ser y no fue.

Y eso que se cumplió una vez más. Con el Atlético de Madrid de enganche, se volvieron a superar las 20.000 personas en el estadio, aunque de forma justa (20.282). Y nadie se olvidó de las citas pendientes: por un lado, el equipo salió al campo con las pertinentes camisetas de ánimo a Joseph Aidoo, lesionado de larga duración; por otro, la grada no se olvidó de uno de los suyos, Daniel, fallecido hace escasos días y que fue recordado con aplausos y con una pancarta en la que se leía: “Voa alto, Daniel”. La cita era en el minuto 36, por la edad del fallecido, y se cumplió a rajatabla.

Todo en un partido que comenzó con los consabidos controles de acceso. Habituales pero especialmente cuidadosos por la orden policial de no poder entrar al estadio con cualquier símbolo que hiciese referencia al conflicto entre Palestina e Israel. No hubo problemas de calado al respecto, pese al rechazo de parte de la afición celeste a esta restricción.

Gustavo y Galán

Con el Atlético de Madrid viene desde la pasada temporada un céltico como Gustavo López, integrante del cuerpo técnico de Diego Simeone que se llevó salidos cariñosos de la grada. Esta vez también en esa misma expedición se encontraba otro excéltico como Javi Galán, que pasó más desapercibido. Incluso, para su entrenador, que no le concedió ni un minuto.n

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