Cada legislatura dura cuatro años, en las que quien ejerce de Presidente se puede considerar respaldado por su electorado para gobernar y para administrar el dinero público, gastando y construyendo infraestructuras...
Feijóo ganó las elecciones gallegas el año 2008, y resultó reelegido el 2012. La pregunta que interesa hacer es: ¿puede un Presidente -en este caso Feijóo- disponer a su antojo del dinero de los impuestos de miles de gallegos del futuro, que no sólo no le han votado (ni le votarán), sino que probablemente no le tendrá ningún afecto? Y afirmo eso por lo que Feijóo ha hecho; y me explico a continuación:
En los presupuestos de la Xunta de Galicia para el año 2016 se han consignado 122 millones de euros para pagar a diversas empresas a las que Feijóo adjudicó, durante su mandato, la construcción de diversas infraestructuras (fundamentalmente el hospital de Vigo y varias autovías). Pero durante los próximos 25 años todos los gobiernos gallegos que vengan detrás del actual tendrá que seguir pagando anualmente, a esas mismas empresas privadas, cantidades millonarias: más de 130 millones casi todos los años, con un máximo de 162 millones el año 2032. Y hasta el año 2040 ya están asignadas las partidas y las cantidades.
Me parece una falta de respeto, una burla a los ciudadanos gallegos de hoy y del futuro. Feijóo ha inaugurado esas construcciones, presume de que son un logro de su gobierno, pero lo que no dice es que no las ha pagado: las ha dejado a deber. Se ha gastado nuestro dinero en otras cosas (muchas de ellas innecesarias, pero ese es otro tema), afirmando además que su gobierno tenía un balance equilibrado de ingresos y gastos: pero en realidad eso es mentira, porque ha gastado demasiado, dejando a deber, para que lo paguen los siguientes que lleguen, más de tres mil millones de euros. Ningún presidente gallego gastó y despilfarró tanto tan imprudentemente. Porque, además, con el sistema de concesión a empresas privadas y pago aplazado, criticado por todos los estamentos sociales y políticos salvo por el PP (y por los poderes financieros y las grandes constructoras, por supuesto), se multiplica por tres o por cuatro el coste total de esas infraestucturas.
Parece claro que éticamente Feijóo ha actuado muy mal, y que, por mucho que trate de justificarse, podemos pensar que nos ha robado a todos los gallegos, presentes y futuros. Se supone que debe tener algún resquicio legal para hacerlo. Por eso debemos exigir a los próximos legisladores que corrijan ese vacío legal y pongan límites severos a la posibilidad de que un presidente (o un alcalde en su caso) pueda hipotecar y condicionar negativamente la vida a miles de ciudadanos que no han participado en su elección, y que causen ese daño durante décadas... Es un abuso escandaloso.
Por ello me dirijo y me dirigiré a todos los partidos que se presenten a las próximas elecciones para preguntarles su postura sobre esta cuestión, y para pedirles que se comprometan a tomar medidas. Y pido a todos los ciudadanos que, a su nivel y siempre que puedan, repudien comportamientos como los del Feijóo y el PP de Galicia, y exijan a sus representantes (de cualquier color y bandera) que no abusen del poder que ejercen en representación de los ciudadanos que les han elegido, sólo por cuatro años.