VIGO

El incremento de denuncias estrecha el cerco a los grafiteros

El mural en homenaje a la escritora María do Carme  Kruckenberg, inaugurado en el mes de julio del año pasado, víctima de los aerosoles.
photo_camera El mural en homenaje a la escritora María do Carme Kruckenberg, inaugurado en el mes de julio del año pasado, víctima de los aerosoles.

Las intervenciones policiales derivan en sanciones, la mayoría de entre 300 y 400 euros

Pese a haberse reducido a la mitad en los últimos años, los actos vandálicos, principalmente las pintadas continúan suponiendo un coste de casi 300.000 euros al año al Concello.
La presión sobre los grafiteros ejercida por la Policía Nacional y Local ha estrechado el cerco con estas actuaciones en las calles, sin haberse conseguido eliminar del todo. Fuentes policiales aseguran haberse notado el descenso de pintadas gracias a la imposición de multas y al incremento de denuncias. En general, aunque la sanción administrativa puede variar depende de si se trata de una falta leve o grave, la mayoría se sitúan entre los 300 y 400 euros por deslucimiento del mobiliario urbano. Otro dato a destacar es que en un porcentaje elevado de casos, las sanciones van dirigidas a menores de edad por lo que son los padres o tutores quienes se tienen que hacer cargo del pago de la cuantía.
La Policía vigila este tipo de actuaciones, requisando además los botes de pintura.
Las modificaciones del código penal podrían influir directamente en esta conducta considerada vandálica al desaparecer las faltas lo que podría significar bien que se traducen en procesos administrativos o civiles o bien derivarían en un delito leve.
A pesar de la presión ejercida contra quienes deslucen con pintadas el mobiliario urbano no ha servido no obstante para poner fin a estas actuaciones, que se engloban dentro de otra serie de actos objetos de sanción como causar daños o desperfectos a marquesinas, papeleras o monumentos.
Los ejemplos más recientes de vandalismo los sufrieron el ascensor de Camelias y uno de los murales urbanos que adornan numerosas calles de la ciudad. En concreto, el que rinde homenaje a la escritora María do Carme Kruckenberg, en la calle Roupeiro, ha  sido el primero de la serie de “Vigo, cidade de cor” en ser objeto de pintadas.
La reparación de estos daños provocados por los aerosoles continúa suponiendo un importante coste para la administración local, con un importe de casi mil euros al día.n

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