Crimen de Judith

Buscan el coche que usó el sospechoso del crimen de Judith en O Porriño

El cuerpo fue encontrado tras este contenedor en el polígono de As Gándaras en noviembre.
photo_camera El cuerpo fue encontrado tras este contenedor en el polígono de As Gándaras en noviembre.

El investigado, Casimiro F.M., de 54 años, en prisión por un robo en el que utilizó una navaja para intimidar a dos vigilantes, estuvo acusado en Venezuela de un homicidio

La Guardia Civil de la Comandancia de Pontevedra ultima los últimos flecos del crimen de la vecina de Vigo, Judith, de 37 años, cuyo cadáver fue hallado detrás de un contenedor en el polígono de As Gándaras en noviembre pasado. Tras dar con presunto autor de los hechos, Casimiro F.M, de 54 años, residente en Arcade y el supuesto cliente de la víctima, los agentes se han marcado como prioridad descubrir qué vehículo utilizó la noche en la que estuvo con la víctima para recogerla y llevarla hasta el polígono de As Gándaras, donde la mujer fue asfixiada. 

 

 

Las sospechas apuntan a una furgoneta, sin que hasta el momento se haya encontrado ninguna vinculada al sospechoso, que ingresó en prisión solo un mes después de estos hechos, para cumplir condena por un robo con intimidación, aunque también está investigado por agresión sexual.  

El investigado, que tras pasar a disposición judicial del Juzgado de Instrucción 3 de Porriño, regresó a prisión con un auto de ingreso por supuesto homicidio, residió años atrás en Venezuela.  En un recurso de apelación del Tribunal Supremo de Justicia, del circuito judicial penal de Mérida, en aquel país, aparece como acusado de la muerte violenta de su pareja en 2010,  cuyo cadáver apareció parcialmente calcinado tras ser asfixiada. 

Tras su vuelta a España, fue detenido el año pasado y condenado por un robo en el que habría utilizado una navaja para intimidar a dos vigilantes que lo habrían interceptado. En Arcade,  se le conocía por su vida un tanto desordenada.  Testimonios recabados de personas que lo conocían aseguran que era o había sido conductor de autobuses,  al menos durante un tiempo. 

El posicionamiento de las antenas de telefonía sobre los móviles situó al sospechoso  y a la víctima juntos la noche en la que ella desapareció, después de haber quedado con un cliente, que la recogió junto a la casa donde residía junto a la calle Aragón.  En un mensaje de texto, ella había comentado  a unos amigos que tenía problemas porque uno de los hombres no le quería pagar.  

Los indicios recabados a lo largo de varios meses de investigación fueron suficientes para que el Juzgado decretara su prisión provisional como investigado por homicidio.  Además de dar con el vehículo utilizado, será la prueba de ADN, que él mismo accedió a someterse de forma voluntaria, las pruebas definitivas.

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