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La escuela de Artes e Oficios rinde homenaje al feísmo

Los trabajos de pintura aplican la estética kitsch a obras universales, a la derecha, el tejido “antiestético” de  Moda y Confección.
photo_camera Los trabajos de pintura aplican la estética kitsch a obras universales, a la derecha, el tejido “antiestético” de Moda y Confección.

Alumnos de las distintas disciplinas creativas colaboraron en un proyecto conjunto que eleva lo kitsch y lo escatológico a la categoría de arte

Divertida, irreverente y sobre todo muy creativa. Así es la exposición que hoy se inaugura en el espacio Emao, de la escuela de Artes e Oficios. Paula Mariño, profesora de pintura y dibujo, es la comisaria, junto a Rosa García, de escultura y talla en madera: “Es una muestra muy singular que surgió tras una propuesta del profesorado y en la cual trabajamos en torno a lo que se supone feo”.
Con un cuidado montaje, que habilita espacios y rincones, alrededor de 90 alumnos de nueve disciplinas colaboraron en un proyecto común desde los diferentes lenguajes creativos. En el caso, del aula de pintura, optaron por la reinterpretación irónica de cuadros de los grandes maestros. Sin miedo al sacrilegio artístico, aplicaron sobre ellos la estética kistch añadiendo flores, dorados o complementos. Así, a la admirada “Joven de la perla”, de Vermeer le sustituyeron el famoso pendiente por un gran aro plástico rojo.
Los alumnos de dibujos apostaron por los temas escatológicos relacionados con la comida como un  helado de bolas de mierda o una rata con la cara del ex-ministro Rato.
A los de moda y confección, la idea no les salió como planeaban, tal y como confiesa Mariño: “Querían elaborar un tejido feo y repulsivo, pero al final les quedó muy vistoso”. Para compensar, lo muestran con las pruebas previas. A la delicadeza del encaje de Camariñas, las palilleras lo enfrentaron con una temática desagradable: moscas sobre heces.
En serigrafía analizaron el feísmo de Galicia, reproduciendo en las paredes de la sala las vallas metálicas en cierres de piedra o los añadidos de ladrillo.
Pero la nota glamourosa la pone sin duda el departamento de repujado en cuero que inmortalizó el rostro de Paquirrín. Y lo más vistoso corresponde a la sección de escultura y talla en madera: Una figura es cruzada por cuerdas y clavos en una instalación donde sobre  su cabeza se proyectan los alumnos de la disciplina.
En un lugar destacado de la sala se muestra la única pieza que no se engloba en la categoría de fea: una viola de gamba, realizada por Luthería Antigua, bajo la dirección de Ramón Casal.
La exposición permanecerá en sala hasta el 26 de septiembre (en agosto estará cerrada) de 19 a 21 horas. Es la tercera experiencia colectiva de alumnado y profesorado después de “Branco e negro” y “Novos Productos”.n

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