vigo

Condena pionera en Vigo a un hostelero por ruidos en su bar

Fernando C.S., ayer en la Audiencia en Vigo, donde aceptó la condena de dos años de prisión.
photo_camera Fernando C.S., ayer en la Audiencia en Vigo, donde aceptó la condena de dos años de prisión.

El dueño del local aceptó dos años de cárcel, uno de inhabilitación para ejercer en el sector , el pago de 1.500 euros de multa y 18.000 a la víctima, que padeció la situación durante cinco años

nnnUn hostelero vigués se ha convertido en el primer empresario del sector condenado judicialmente tanto en la ciudad como en el resto de la provincia por exceso de ruido en su local. La sección quinta de la Audiencia en Vigo le impuso ayer dos años de prisión y uno de inhabilitación para ejercer en el ramo de hostelería, así como 1.500 euros de multa y 18.000 de indemnización a los inquilinos de la vivienda situada en el piso superior y que sufrieron los efectos de la contaminación acústica durante cinco años.
El fallo se produjo tras un acuerdo de conformidad entre acusación y defensa que rebajó en un año la pena de cárcel inicial solicitada por el fiscal y que evitó la celebración del juicio. Además, ambas partes se mostraron de acuerdo en solicitar la suspensión de la ejecución de la pena de cárcel siempre y cuando el  ahora condenado haga frente a la responsabilidad civil.
Fernando C.S. admitió haber sido sancionado  en varias ocasiones a consecuencia del exceso de volumen en la música, desde 2007, en su bar “Nueva Era” de Doctor Canoa 8, que sufrían los inquilinos del piso superior. A pesar de los expedientes, (uno de multa que no llegó a pagar), la situación continuaba incluso cuando en 2011 fue imputado judicialmente tras la denuncia de los vecinos. Un año después, el bar fue clausurado.n
La familia que denunció la situación se mostraba ayer satisfecha con el resultado judicial. Según aseguró su letrada al finalizar la vista de conformidad, “mis clientes no querían que el acusado fuera a la cárcel, sólo recuperar la normalidad; trataron de arreglar las cosas de forma amistosa pero han  sufrido mucho, durante cinco años, no podían vivir”.
Afirmó, que la denunciante estuvo 557 en tratamiento “y poco a poco va recuperándose gracias a que el bar fue cerrado en 2012”. Sin embargo, quien peor lo pasó fue el hijo menor. La letrada relata que en los cinco años que sufrieron las consecuencias de “vibraciones y ruidos constantes, pensaron en cambiar de domicilio, de hecho lo hicieron durante el verano y muchos días salían de casa a pasear ante un situación insostenible”.
Esta sentencia, dice la abogada,  “supone una satisfacción para personas perjudicadas por la contaminación acústica porque ahora saben que tienen el apoyo judicial y los responsables, que no se puede jugar con el ruido”.
Los inquilinos han recuperado la tranquilidad en su casa.n

Te puede interesar