Galicia

La jueza investiga la muerte de un policía de Ourense en abril

La jueza acudió a la comisaría para interrogar a los agentes.
photo_camera La jueza acudió a la comisaría para interrogar a los agentes.

Acudió recientemente a las instalaciones policiales, en una de ellas acompañada de agentes de Madrid

Para la jueza de instrucción 3 de Ourense, Eva Armesto, no están nada claras las causas que rodean la muerte del policía Celso Blanco (48 años), en su oficina de la Comisaría de As Lagoas, de Ourense, el 9 de abril de este año. Pese a que los mandos policiales , desde un primer momento,atribuyeron el fallecimiento a un suicidio, la magistrada que estaba de guardia ese día continúa investigando cómo murió el policía, supuestamente implicado en la sustracción de seis armas en 2014 y el envío de dos anónimos (a Asuntos Internos y a los medios de comunicación) dando cuenta de una supuesta trama de corrupción policial en la ciudad de Ourense.
Ocho meses después del fatídico suceso, la magistrada mantiene las diligencias secretas, el despacho de la quinta planta precintado y echa mano de los policías  de la Comisaría General de Madrid en busca de pruebas con las que recomponer el puzle. El pasado mes cursó dos visitas casi seguidas a la comisaría. En una, interrogó a los agentes -oficina de denuncias, calabozos, seguridad...- que estaban en el edificio el sábado 9 de abril cuando Celso Blanco accedió a las instalaciones a primera hora de la tarde. Pero también requirió a la Policía Científica de la Comisaría General de Madrid para una inspección ocular en el despacho en el que apareció el agente muerto.
A nivel judicial, no policial, no está claro cómo murió Celso Blanco. El arma con la que supuestamente se quitó la vida, una HK que había sido robada en agosto de 2014, apareció manipulada a posteriori y los análisis encontraron una huella distinta a la del agente fallecido. Uno de los primeros policías en llegar al despacho y abrirlo (estaba cerrado por dentro) reconoció que cogió la pistola por motivos de seguridad, si bien en el cargador no había más balas y, por tanto, no entrañaba peligro. Este agente ya tuvo que testificar en dos ocasiones ante la instructora.
Asimismo, hubo imprecisiones en la trayectoria del disparo por lo que hubo que repetir la prueba.
A nivel oficial, se sigue sosteniendo que el agente fallecido se quitó al vida por la presión psicológica que sufría (ya se sabía desde que ordenador se habían enviado los anónimos) y se destaca el hecho de que  ese mismo día envió correos y mensajes telefónicos autoinculpándose de los anónimos y de la sustracción de seis pistolas y revólveres en el armero de la comisaría. Tres de ellas, aparecieron: la que supuestamente utilizó para quitarse la vida y otras dos más que estaban en el despacho.
Aún con todo, hay compañeros que dudan de la capacidad de la víctima para generar las enrevesadas pruebas que se recogen en el anónimo remitido a Asuntos Internos y que sirvió de base para incriminar al antiguo grupo de drogas en la Operación Zamburiña.
Por el momento, según precisaron fuentes judiciales, que únicamente reconocen que se interrogó a testigos, no están previstas detenciones. n 

Te puede interesar