Coincide con la de Ciudadanos, entre otros, en flexibilizar el objetivo de déficit, y Podemos la ve inspirada en su programa
nnn El líder del PSOE, Pedro Sánchez, envió ayer a los partidos que cree que pueden apoyarle en su investidura el documento con sus propuestas de negociación, y aunque no se lo remitió al PP, está a la espera de concretar esta semana una reunión con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Una vez que Sánchez terminó el pasado sábado su inicial ronda de contactos con los líderes de los partidos con los que ve posible un acuerdo, es el turno para que los equipos negociadores de las diversas fuerzas políticas analicen si puede llegarse realmente a un pacto de investidura.
Por ello, los socialistas enviaron el documento titulado "Un programa para un gobierno progresista y reformista" a los partidos con los que empezó las negociaciones, Ciudadanos, IU, Compromís y PNV, así como a Podemos pese a la negativa de este partido al diálogo si el PSOE sigue hablando con Ciudadanos. El PSOE pide "generosidad" para el pacto y ofrece, entre otras medidas, derogar varias leyes aprobadas con el PP, como la reforma laboral y la ley de educación (Lomce), y aprobar un amplio conjunto de medidas sociales, como el ingreso mínimo vital.
reforma constitucional
Propone también la creación en el plazo de un mes de una subcomisión para la reforma de la Constitución en el seno de la Comisión Constitucional del Congreso antes de presentar un acuerdo sobre el "perímetro" pactado de la reforma
No se detalla lo que propone para Cataluña y se limita a subrayar la necesidad de "revisar el Título VIII y los preceptos conexos" de la Constitución y desarrollar el concepto de Estado federal. Además, reitera su compromiso con la estabilidad presupuestaria y su deseo de negociar con la UE los plazos sobre cumplimiento de déficit público.
Pero no sólo los socialistas hicieron pública ayer su oferta de negociación, sino que también dio ese paso el líder de Ciudadanos, Albert Rivera. Por lo que los dos partidos han propuesto, coinciden, entre otros aspectos, en la flexibilización del objetivo de déficit para que no sea este año (como se ha pactado con Bruselas), sino en 2017, cuando se sitúe por debajo del 3 por ciento, así como en la reforma de la ley electoral y en conseguir un pacto educativo.
Rivera sigue sin despejar la incógnita de si facilitaría un Gobierno apoyado por Compromís, IU y PNV, que son las otras fuerzas con las que negocian los socialistas, y volvió a rechazar un pacto pidiendo al mismo tiempo "trocear España y cuestionar la permanencia en el euro y lo contrario".
Los líderes de los dos partidos que hicieron públicas ayer sus ofertas de negociación tienen previsto reunirse esta semana, por separado, con Rajoy.
Por su parte, Pablo Iglesias no entrará de momento en ninguna negociación porque sigue negándose a hablar con el PSOE si este partido intenta pactar a su vez con Ciudadanos. Iglesias celebró que los socialistas se hayan inspirado en su programa para redactar sus propuestas, pero insistió en que su apuesta es un gobierno de progreso y eso implica que el PSOE "no puede mirar a las derechas" y a la gran coalición con PP y el partido de Albert Rivera.
Desde IU, Alberto Garzón defendió haber comenzado a negociar con el PSOE un acuerdo "programático" que le permita "apoyar exclusivamente la investidura" de Sánchez, "no un gobierno en coalición ni un pacto de legislatura".
Por parte de CDC, su portavoz, Marta Pascal, afirmó que el documento negociador del PSOE es "decepcionante" porque apenas menciona a Cataluña ni ofrece ninguna "novedad" con respecto al proceso soberanista. Una crítica en la que abundó ERC. Su portavoz, Sergi Sabriá, afirmó que ese documento supone un retroceso.
