A. estévez

El metal gallego prevé crecer este año pese al déficit de 3.000 trabajadores

Enrique Mallón, Rafael Outeiral, Ángeles Vázquez e Ignacio López Chaves, ayer en Asime.
photo_camera Enrique Mallón, Rafael Outeiral, Ángeles Vázquez e Ignacio López Chaves, ayer en Asime.

La patronal Asime reclama una gestión seria de los astilleros para evitar quiebras y concursos en las auxiliares

La industria metalúrgica gallega -que representa el 21% del PIB de Galicia- prevé un año de crecimiento si bien asume tener que realizar "un esfuerzo extra" por la incertidumbre política en España, el Brexit y el déficit de personal que acusa el sector. 

En estos términos se manifestó ayer el secretario general de Asime, Enrique Mallón, que mostró su preocupación por que la salida de Reino Unido de la UE sea a través de un "divorcio duro" ya que tendría consecuencias para buena parte del sector. "La automoción, sobre todo, y empresas fabricantes de maquinaria, de cerramientos o extrusionadores de aluminio venden mucho al mercado británico", indicó en declaraciones a los medios previas a un encuentro con la conselleira de Medio Ambiente para tratar la reducción de residuos industriales. "Vamos a tener que esforzarnos más por la situación internacional en general, hay mucha intranquilidad a nivel mundial y aquí también nos afecta la inestabilidad política española que crea inseguridad y no ayuda a la industria en general", indica.
El sector del metal apunta a un 2019 de "buenos números" pese a la falta de personal cualificado que la patronal cifra en 3.000 trabajadores en toda Galicia, una demanda que ya se produjo el año pasado. "Seguimos con esa carencia de trabajadores y nos preocupa mucho porque las empresas podrían haber crecido más si tuviéramos más profesionales cualificados", selaña el portavoz de Asime.
Preguntado por la crítica situación de Vulcano, Enrique Mallón mostró su confianza en que se produzca una salida para la construcción del ferri e hizo un llamamiento a la dirección y propiestarios de los astilleros para que hagan una gestión "seria y responsable porque no se puede perjudicar periódicamente a la industria auxiliar con quiebras o concursos de acreedores". 
Mallón lamentó que la mayor dificultad del naval sea la escasa capacidad financiera con respecto a otros astilleros de Francia o Alemania "que pueden abordar proyectos de mayores dimensiones y endeudarse con costes menores". "Sería bueno que los astilleros tuvieran mayor fortaleza financiera y recursos económicos y si hay un inversor que tenga esa capacidad para apostar por la industria naval, vamos a verlo con buenos ojos", señaló.

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