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El Dakar agranda la figura de Carlos Sainz

Carlos Sainz celebra su victoria en la entrega de premios.
photo_camera Carlos Sainz celebra su victoria en la entrega de premios.

Con el adiós de Peugeot, el español debe decidir ahora si volverá al rally con una marca diferente

nnn El Dakar 2018 ha hecho más grande la figura deportiva del piloto español Carlos Sainz, que sumó su segundo triunfo en el rally más duro del mundo; y viceversa, el madrileño, uno de los preferidos por los aficionados de la carrera, hizo que la prueba gane mayor notoriedad gracias a su victoria.
Con su triunfo en esta edición, la cuadragésima del rally y la décima que se celebra en Sudamérica, el Dakar tuvo en este aniversario tan señalado a un campeón a la altura de las circunstancias. Sólo tres pilotos en el mundo han sido capaces de ganar el Dakar y el Mundial de rallies. Sainz, que ostenta ambos títulos por partida doble, es uno de ellos y el único con ese palmarés que actualmente participa seguidamente en la carrera.
Desde que el Dakar se celebra en Sudamérica, Sainz es una de las caras y emblemas más reconocibles de la prueba, pues sólo faltó a una cita, en 2012. A pesar de que los franceses Stéphane Peterhansel y Cyril Despres eran los pilotos más laureados de la caravana de este Dakar, al acumular entre los dos dieciocho triunfos, los más mediáticos y perseguidos por los aficionados eran Sainz, el galo Loeb y el qatarí Al-Attiyah, figuras del Mundial de rallies.
Por eso puede llegar a ser muy preocupante que ni Sainz ni Loeb estén en el próximo Dakar dentro de un año, una edición que resulta toda una incógnita por la ausencia de Peugeot, el equipo francés que concentraba a buena parte de las figuras más mediáticas de la categoría de coches, con el 'dream team' formado por Sainz, Peterhansel, Loeb y Despres.
Sin la marca del león en competición, Loeb ya ha anunciado que no volverá al Dakar, mientras que Sainz se tomará un tiempo para pensárselo, pues difícilmente volverá al rally si no tiene un coche ganador como lo era Peugeot, una auténtica máquina que ha arrasado en los tres últimos años. Terminada la hegemonía de Peugeot, las únicas marcas capaces de poder tentar a Sainz son Toyota, con la que el madrileño ganó sus dos Mundiales de rallies (1990 y 1992), o Mini. En la primera es posible que tuviera de nuevo como compañero de equipo a Al-Attiyah, mientras que en el segundo puede que se junte con el también español Nani Roma, vencedor del Dakar en 2014.
Si Sainz todavía conserva hambre de gloria, un aliciente para el piloto de 55 años sería tratar de ganar su tercera edición del Dakar con un tercer coche diferente, tras haberlo hecho en 2010 con Volkswagen y este año con Peugeot.
Al contrario que en los coches, las motos siguieron este año huérfanas de pilotos legendarios que llamen la atención del público, como sucedía con Despres y Marc Coma, con cinco triunfos cada uno.
Desde que el primero se pasó a los coches y el segundo se retiró, se suceden los campeones sin que ninguno repita. El australiano Toby Price en 2016, el británico Sam Sunderland en 2017 y el austríaco Matthias Walkner en 2018, todos de KTM, invencible en el Dakar desde hace diecisiete años.
El español Joan Barreda (Honda) bien podía ser el heredero que dominara las motos, pero la mala suerte o las decisiones equivocadas se siguen cebando con él y tras su octavo Dakar continúa sin poder cantar victoria.n

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