luto en el deporte vigués

Un prohombre del deporte

Beiro, jugando con el Amfiv un partido de Liga en el pabellón de El Carmen en mayo de 1989.
photo_camera Beiro, jugando con el Amfiv un partido de Liga en el pabellón de El Carmen en mayo de 1989.

Pablo Beiro logró que el baloncesto en silla de ruedas igualase en respeto y prestigio a otras modalidades 

Me piden que recuerde la trayectoria deportiva de Pablo Beiro. Reconozco que mi memoria falla, que prefiero guiarme por las sensaciones que siempre me produjo Pablo durante mi etapa en este diario (1988-2007).
Para mí, Beiro no es sólo Beiro, es un conjunto de clubes importantes con los que he tratado y que conforman un todo. Con él, el baloncesto vigués pierde a su segundo gran directivo en lo que va de siglo. En 2001 un accidente de tráfico segó la vida del presidente del Celta Bosco, José Manuel Gómez Carballo, y de su novel vicepresidente, Camilo Pérez. Ahora, una enfermedad ha dejado al Club Deportivo Amfiv sin Pablo. 
Se ha ido el prohombre del deporte para discapacitados, el presidente que dio cobijo a José Manuel Abal, a Pablo Cimadevila y a Chano Rodríguez, tres paralímpicos de renombre, en un club nacido en los años 80 y que ha labrado su aura hasta convertirse en la referencia gallega de la integración del minusválido, a la que se entregó con pasión desde el básquet.
Lo conocí casi por casualidad, cuando empezaba a informar del deporte local en Radio ECCA. Un amigo que vivía en Canido me habló de él y me recomendó que lo entrevistase; me dijo que Pablo había ido a los Juegos Paralímpicos, que… Era 1988, y a partir de ahí, mi inmediata entrada como colaborador de "Atlántico" me llevó a cubrir gran parte de su ciclo a través de la trayectoria del Amfiv, en aquel momento Amfip al circunscribirse a toda la provincia. Desde aquella, contrajo mi apellido y me quedó el "Ovi" de por vida.
Realmente, más que anécdotas recuerdo su sentido del humor, sus ganas de dejar de ser presidente (eso decía), decisión que en este siglo anunciaba sotto voce cada fin de temporada sin éxito. Pero también me viene a la memoria su mal genio cuando estaba en desacuerdo. Por teléfono fundamentalmente, su voz y la mía se elevaban varios tonos. Todo quedaba ahí, en la discrepancia. Sabía diferenciar lo personal de lo profesional, aunque intentase tirar para su club.
Quizás ocurra en otras ciudades, o no, pero en el deporte de Vigo el presidencialismo aparece como referente muy acusado. Ser directivo resulta función compleja, poco gratificante, difícil de compaginar con la familia o el trabajo. Beiro figuraba en el grupo de veteranos presidentes-alma mater, con Guillermo Touza (voleibol), Javier Rodríguez (balonmano) y Paco Araújo (baloncesto). Apasionados por su deporte, de sangre caliente, avalistas de cada proyecto,… la disciplina que aman les ha costado dinero y disgustos. A cambio, sus entidades deportivas entrarán en la posteridad con su sello personal. ¿Se pueden imaginar al Octavio sin Javier Rodríguez, al Vigo Voleibol sin Touza o al Celta sin Araújo? No. Pues en el mismo caso se encontraba el Amfiv, aunque en los últimos años fuese cediendo protagonismo a su sobrino. Son pocos pero existen. Y se les respeta porque han enfocado su vida a arañar éxitos para el deporte local.
Ahora, Beiro deja huérfano al Amfiv. Empezó como jugador a la par que directivo. Inicialmente la ONCE era su respaldo, pero después tuvo que tirar de otros patrocinios de empresas privadas  para mantener la entidad.
Tal vez pocos sepan que cinco años atrás se planteó crear una fundación. Se le iba el patrocinador, cuadrar los números costaba esfuerzos titánicos ya con la crisis instaurada en el país y pensó que con esa solución podría respirar. Finalmente no acometió el proyecto. Imposible atender un negocio, un club, entrar en política…
Beiro elevó el deporte discapacitado a términos profesionales, pero con paciencia. Al club llegaron Abal, Cimadevila y Chano, aquel un fenómeno en atletismo y estos en natación. Todos dieron su contribución al deporte de la canasta, aunque lo suyo fueran otras modalidades. 'Chano' recordaba que aun estando su interés puesto en la natación, Beiro lo reclutó para el baloncesto. El presidente tenía sentido de colectivo, quería que brillasen en el Amfiv, pero finalmente los tres, en distintos momentos, apostaron por un deporte más individual. Sin Beiro y el Amfiv, tal vez no hubieran explotado su potencial. Les abrió la puerta del éxito y ellos, con su esfuerzo, supieron aprovecharlo.
Pablo era dinámico, inquieto, ganador. La silla de ruedas no puede considerarse un impedimento para él. Su cerebro iba a velocidad de vértigo y desde ella vio un futuro importante para su equipo. A Vigo trajo competiciones europeas pero, sobre todo, situó al deporte de discapacitados físicos en un lugar preferente dentro de los espectáculos deportivos. Tanta relevancia consiguió para el Amfiv que la selección española ha contado con varios de sus jugadores.

Un innovador
En los 90, el pabellón del Carmen fue su casa. Hasta que se construyó el polideportivo de Bouzas y entendió que era mejor arraigarse en la villa boucense. El Amfiv solo utilizó el espacioso Central de As Travesas para las finales de las copas europeas.  Además, su personalidad le llevó a congeniar con el equipo de baloncesto femenino. Tanto que el Celta Bosco colaboró activamente con el Amfiv, tanto que incluso apostó por entrenadoras (Ana Álvarez primero, Cristina Cantero después) para dirigir al equipo. Un innovador.
En los últimos años, nuestra relación fue más distante porque el baloncesto dejó de ser mi primera preocupación tanto a nivel personal como en lo profesional. Pero para él seguí siendo "Ovi".

*Redactor y jefe de Deportes de 
Atlántico Diario entre 1988 y 2007

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