En procesión hasta la cima

La prueba atlética que hace del desnivel y de los escalones su razón  de ser hizo sudar, entrecortarse la respiración y agarrotarse los músculos a unos 400 atletas populares que dieron cuerpo a la IX Subida ao Castro, adornada por una mañana fría –para quien no corría, claro– pero despejada y soleada. El pontevedrés José Antonio Ramallo (San Miguel de Marín) y la viguesa Sandra Mosquera (Comesaña Sporting Club) se coronaron como ganadores, el primero por tercera vez y la segunda triunfante en su debut en tan peculiar cita atlética.
Además, la Subida fue la penúltima cita del Circuito Cidade de Vigo de Carreiras Populares –que se cierra el próximo domingo con la Carrera del Pavo–, una motivación para los atletas federados que encabezaron el pelotón. En dicho circuito, Daniel Bargiela (Bikila) prácticamente certificó su triunfo con su tercer puesto de ayer en  O Castro, mientras que en categoría femenina se jugarán el título en la Alameda dentro de seis días la ganadora de ayer, Mosquera, y su compañera en el Comesaña Sofía Freaza, ayer tercera.
Para Ramallo y Rafael Fuentes (Athletics Smooy Team), su principal rival ayer, la carrera tuvo parte de prueba de orientación. Porque juntos fueron abriendo camino sin tener muy claro el circuito, equivocándose y acertando a la vez y teniendo incluso que desandar algún que otro tramo. El mano a mano se mantuvo hasta poco antes de entrar en la fortaleza, que Ramallo alcanzó con apenas unos metros de ventaja, suficientes para afrontar como vencedor el último tramo de escaleras.
En cuanto a la categoría femenina, Sandra Mosquera corrió con la precaución que da encararse con lo desconocido. Y hacerlo, además, con problemas musculares que viene arrastrando desde hace semanas. Aun así, supo sacar de inicio la ventaja suficiente como para no temer por la victoria en los últimos tramos de escaleras ya en O Castro, que realizó andando. Sus compañeras de equipo Sara Pérez y Sofía Freaza completaron el podio.
Por detrás, más de 400 atletas populares pusieron a prueba sus pulmones y sus piernas a lo largo de 3.000 metros. Doloridos y casi sin resuello, llegaron hasta la fortaleza de O Castro, desde donde se divisa toda la ciudad que acababan de ascender, desde Montero Ríos hasta rozar un cielo ayer celeste.n