Los célticos, como el resto de futbolistas, buscan complementar su preparación física
El fútbol se ha profesionalizado al máximo en los últimos lustros. El nivel de exigencia mental y físico ha aumentado y tanto los entrenadores como los futbolistas han sufrido una profunda revolución en sus hábitos de trabajo, superando la responsabilidad colectiva para centrarla en la personal. La preparación ya no se limita a recibir indicaciones durante hora y media cada día en los entrenamientos. Va mucho más allá y ahora los jugadores tienen a su alrededor una oferta cada vez más amplia que les ayuda a llevar al máximo su condición física.
Ya no es extraño que los integrantes de cualquier plantilla de las categorías profesionales completen su puesta a punto física fuera de los entrenamientos y con el conocimiento de los clubes. Si no en el día a día, sobre todo en los periodos entre temporadas, cuando lejos de abandonarse, los futbolistas trabajan para llegar al arranque de la pretemporada en una buena condición física que les permita pelear por un puesto desde el primer minuto y, además, prevenir en lo posible lesiones.
Un caso ejemplar en la primera plantilla del Celta es el cambio físico experimentado en los últimos años por David Costas. El canterano, que en su primera etapa en el primer equipo destacaba por su calidad con el balón pero también por su fragilidad física, ha aumentado su potencial físico hasta el punto de pelear en igualdad de condiciones con los potentes delanteros rivales.
Costas, por ejemplo, es uno de los célticos que tiene de mano una ayuda a mayores. En su caso, la que le provee un hombre también de la casa Celta como Diego Organero, preparador físico que trabaja en la cantera celeste desde hace siete temporadas y que lleva las seis últimas en el juvenil de División de Honor. Sus consejos han ayudado a muchos jugadores y esa confianza creada con el paso de los años le ha convertido en una referencia para los canteranos, que desde hace ocho meses tienen la oportunidad de acudir al centro deportivo aparte del club Organiza Training.
"Fui jugador y pasé un año siendo cadete en la cantera del Celta. Después estudié INEF y desde el primer momento me centré en el mundo del fútbol, tanto como preparador físico como entrenador", relata Organero. Hace siete años, surgió la oportunidad de regresar al club celeste para trabajar y, desde entonces, es un asiduo en A Madroa. "La gente te va conociendo y va valorando tu trabajo dentro. Eso hace que se genere una confianza personal y profesional", comenta. De ahí que ya anteriormente recurrieran a él "principalmente en los periodos transitorios entre temporadas". De ahí a la creación, hace ocho meses, de su centro deportivo, donde abarca diferentes aspectos relacionados con la preparación física. Es, al fin y al cabo, un consejero de confianza.n
