El mérito de Wass no es sólo que pueda jugar en diferentes posiciones, sino que es capaz de hacerlo en todas ellas a un magnífico nivel. La posición del danés ha variado ligeramente para dejar más espacio a Iago Aspas en el centro, pero su incidencia en el juego sigue siendo mayúscula y ayer volvió a dar muestra de ello en el Pizjuán.
El danés canalizó el fútbol de ataque del Celta en Sevilla. Por él pasaron buena parte de las acciones ofensivas del conjunto celeste y de sus botas nacieron dos magníficas asistencias que no se convirtieron en gol por la falta de acierto de los rematadores, Maxi Gómez a los 21 minutos –con un testarazo que se marchó desviado– y Pablo Hernández en el 54, cuando remató demasiado alto.
Cayendo hacia el centro o escorado a la banda derecha, con Hugo Mallo como mejor aliado, Wass firmó un gran partido e hizo méritos, una semana más, para llamar la atención del seleccionador de Dinamarca, aparentemente ajeno a la brillantez del céltico.