Pablo 'Tucu' Hernández asegura que "no escucho los silbidos" reprobatorios a su juego y dice sentirse "importante"
Se dice que cada partido es un examen para cualquier equipo, para cualquier entrenador y para cualquier futbolista. Pero para Pablo 'Tucu' Hernández lo parece todavía más, sobre todo si ese encuentro se disputa en Balaídos. El argentino-chileno levanta controversia en la grada pero tiene la plena confianza del técnico, Eduardo Berizzo. Él asegura asumir la situación con tranquilidad, aunque en su discurso mezcla valoraciones positivas y negativas sobre su rendimiento personal, y afirma que ese examen continuo lo fortalece.
"Si se fijan tanto en mí, deben esperar mucho de lo que puedo llegar a dar. Eso a mí me fortalece. Soy el primero en decir que las cosas no están saliendo bien en lo personal y soy yo el que me rompo la cabeza", comenta el internacional chileno. Desde ese punto de vista, acepta las críticas con educación: "El tema de la gente es respetable, pero que sepa que uno siempre trata de hacer bien las cosas. Después pueden salir o no. No le doy mucha importancia a esas cosas. Respeto la decisión de todos. Pueden opinar y decir lo que sea. Siempre que sea con respeto, bienvenido sea".
Ni siquiera le cambia su suave tono de voz cuando se le recuerdan los silbidos que recibió en Balaídos, especialmente en el partido ante Las Palmas. De hecho, es contundente: "No me afectan porque no los escucho. No me puedo estar fijando en los silbidos y que la pelota me pase por al lado. No me fijo. Lo que escucho es para fuera. Yo soy autocrítico y sé cuando las cosas no están bien o están mal". Y añade que es consciente de que en el fútbol los odios y los cariños fluctúan: "Un día te aplauden y otro te silban. No le doy mucha importancia". Y punto.
Hernández entiende que su habitual función en el campo, tal y como defendió el propio Eduardo Berizzo con anterioridad, no ayuda a su reconocimiento público. "No se ve mucho el trabajo que hago en el campo. Pero trato de ayudar al equipo defensiva y ofensivamente. Irme a casa con una buena sensación es importante para mí, sabiendo que he dejado todo", reseña. Además, considera que si el bloque está rindiendo bien es porque todas las piezas –incluido él, se sobreentiende– funcionan."Por ahí se habla muy bien del funcionamiento del equipo y eso habla bien de todos en general. Después pueden sacar algunos jugadores que resaltan más. Unos pueden tener más afinidad que otros", relata.
Insistiendo en esa idea de su labor gris, argumenta que "es necesario ese fútbol. Como atacamos con mucha gente, quedamos muy desprotegidos atrás. Si mi compañero se adelanta tengo que retroceder un poco más y hacer un trabajo mucho más desgastador. Me siento bien físicamente y creo que lo puedo hacer". Y también se defiende de quien lo acusa de tener un fútbol más lento que el resto del plantel: "Por momentos se necesita una pausa. No podemos estar 90 minutos eléctricos. Necesitamos una pausa y saber manejar los partidos. En cada equipo se puede ver un jugador que mueve la pelota y trata de hacer la pausa".
Además, al Tucu le cansa ya que se dude de su adaptación al fútbol español en su segunda temporada en el Celta. "Puedo tener buenos partidos como puedo tenerlos malos. Eso les pasa a todos los jugadores y no porque uno no tenga un buen partido vamos a decir que no está adaptado al fútbol español", analiza.
Y como conclusión, pero a los matices con los que inició el discurso, afirma con rotundidad que "yo me siento bien, estoy jugando, me siento importante en el equipo". El Tucu peleará, aunque silben.n
