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El Celta se vuelve a quedar corto

Gustavo Cabral salta por encima del ex céltico Santi MIna durante el partido de ayer en el estadio de Balaídos.
photo_camera Gustavo Cabral salta por encima del ex céltico Santi MIna durante el partido de ayer en el estadio de Balaídos.

La meta europea huele a quimera tras otro empate en casa, marcado por la falta de pegada local y por Sergio

El Celta es escaso. Como el empate, otro, de ayer ante el Valencia. Un punto que abre un final de temporada en el que la meta europea queda para los más optimistas. Los realistas fijan la pelea en acabar entre los diez primeros. Y eso que Balaídos disfrutó de un partido entretenido, en el que el Celta hizo más cosas pero en el que el rival disfrutó de muchas más ocasiones. La falta de pegada de los célticos –huérfanos de Aspas– y la gran actuación de Sergio Álvarez parió la igualada final. 
Juan Carlos Unzué le ha encontrado el gusto a la asimetría, al retrueque de las líneas. Exprime la pizarra en busca de amoldarla a sus jugadores. Si no está el lateral zurdo habitual, pues apuesta de tres centrales con balón, dejando a Roncaglia la tarea de caer a la izquierda de salida, hasta que su lesión al cuarto de hora hizo aparecer en tan extraña posición para él a Andreu Fontás. La idea era tener más el balón que un rival, el Valencia, que en absoluto gusta de sobarlo. Las posesiones, cuanto más raudas y verticales, mejor. Así que los dos se contentaban con el reparto de papeles inicial.
Al Celta le faltaba Aspas, que es muchísimo. En una de sus facetas, la de aparecer entre líneas y limpiar el juego, trató de suplirlo un cada vez más maduro Brais Méndez por dentro. Por fuera, despliegue físico de Pione Sisto y Daniel Wass. Ambos protagonizaron los primeros acercamientos celestes, con un par de centros a pierna cambiada del primero para que el segundo cabecease ganándole la espalda a Lato, el punto débil che atrás. La primera vez, el remate se fue fuera; en la segunda, Wass pidió un penalti que Undiano Mallenco no concedió, iniciando así una extraña relación entre ambos.
Con el balón en los pies, el Celta empezó a acusar sus habituales problemas para la creación de juego desde atrás. Y los balones en largo no encontraban a Maxi. El Valencia, agazapado, esperaba para aprovechar los errores en la circulación. Y como los hubo, pues también hubo sustos. Un par de pérdidas generaron sendas oportunidades en otras tantas ráfagas valencianistas. Sergio le detuvo la primera a Andreas; Guedes desperdició la segunda tratando de encontrar la escuadra.
Con Sergi Gómez de libre y Cabral y Fontás flanqueándolo en la salida, el Celta dejó de complicarse la vida. Lobotka era la salida, pero cada intento suyo de conducir para romper líneas era frenado en falta por el Valencia. Todo bajo tal control que la única manera de romperlo la encontró el conjunto vigués con disparos desde fuera del área. Wass y Pione afinaron, pero no lo suficiente.

Podía ser peor
La primera parte se acabó con la sensación de que el Celta había hecho más cosas -incluidas las referidas a ajustar le lesión de Roncaglia- que el rival y más cosas bien que mal. Pero también con que la capacidad de hacer daño del Valencia era mayor.
Con esta última premisa en mente, Marcelino García Toral hizo que los suyos diesen un par de pasos hacia delante tras el parón. Como una mancha de aceite, el Valencia avanzó de forma inexorable, esta vez empujando más que percutiendo, como había hecho en la primera parte. Le salió bien a los che la apuesta, salvo porque en la portería celeste estaba Sergio Álvarez. Dos intervenciones suyas sirvieron para mantener el empate sin goles. Pero la mancha che se extendía por la mitad del campo celeste y una pérdida de Pione en la salida acabó mal. Balón a Santi Mina y el ex céltico marcó con un buen derechazo cruzado. Pidió perdón enseguida.
La temporada se escapaba. Temblaron los ánimos. Pero esta vez duró poco la zozobra. Porque Maxi Gómez, dos meses después, volvió a marcar. Una acción a balón parado recuperó la tensión del duelo. De nuevo, con un Celta poseedor del balón, pero ahora con más nervio, con más empuje, con más riesgo. Con la convicción de que tanto valía un empate como una derrota, el equipo fue a por la victoria. Pero le faltó, como en el resto del choque, pegada. Apenas un cabezazo de Wass a centro de Tucu. Y enfrente, de nuevo Sergio realizando paradas decisivas para, al menos, evitar la derrota. Al final, un punto escaso.

Celta:
Sergio Álvarez; Gustavo Cabral, Sergi Gómez (Tucu Hernández, min.72), Facundo Roncaglia (Andreu Fontás, min.20); Hugo Mallo, Daniel Wass, Stanislav Lobotka, Jozabed Sánchez, Pione Sisto (Emre Mor, min.80); Brais Méndez y Maxi Gómez  .
Valencia:
Neto; Vezo, Gabriel Paulista, Garay, Lato; Andreas, Soler, Kondogbia, Guedes (Ferrán Torres, min.77); Rodrigo Moreno y Santi Mina (Vietto, min.85).
Goles:
0-1, min.58: Santi Mina; 1-1, min.63: Maxi Gómez.
Árbitro:
Undiano Mallenco (comité navarro). Amonestó con tarjeta amarilla a Sergi Gómez por parte del Celta y a Vezo y Garay por parte del Valencia.
Incidencias:
Partido  disputado en el estadio de Balaídos ante 17.316 espectadores.

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