ANTÓN COSTAS COMESAÑA VIGUéS, PRESIDENTE DEL CíRCULO DE ECONOMíA DE BARCELONA

“Vigo puede mantener este siglo el protagonismo que tuvo en el XX"

Antón Costas Comesaña, ayer en la Redacción de Atlántico.
photo_camera Antón Costas Comesaña, ayer en la Redacción de Atlántico.

Antón Costas Comesaña (Vigo 1949), catedrático de Economía aplicada y presidente del Círculo de Economía de Barcelona, una entidad muy influyente en Cataluña compuesta por muchos empresarios, cree en la ciudad donde nació.

 Está convencido de que sus dos grandes sectores, el mar y la automoción, tienen todo el  futuro y pide mejorar la autoestima. En una entrevista con este diario también habla de la situación de Cataluña. También se muestra optimista. Porque lo es. El Círculo tuvo recientemente de presidentes, entre otros, a José Manuel Lara y a Josep Piqué. No es una patronal, pero algunos miembros del Círculo han impulsado cambios en las patronales catalanas y españolas (Carlos Ferrer en Foment y CEOE)
¿Qué hace un vigués en una institución tan importante y tan catalana?
Es una muestra de que Cataluña es una sociedad abierta, de que hay ascenso social y supongo que algún mérito debo tener.
¿Piensa dejar Barcelona y volver a Vigo? 
A veces me han preguntado cuándo dejé Galicia y respondí que nunca me fui. Yo tengo casa abierta en Matamá y paso dos meses al mes. Llegué a Cataluña en 1972 para estudiar económicas y no he parado. Desde que me marché de Vigo, aunque exagerando, he estado un día cada semana en Madrid, asesoré al INI, fui vicerrector, estuve vinculado a Endesa, pero pago impuestos en Cataluña y por tanto soy ciudadano catalán. 
Usted también es consejero de Terras Gauda. ¿Cómo está el sector del vino? 
Hay señales en el vino de que las cosas se mueven después de dos años muy duros, donde la caída de consumo de vino, sobre todo vino de gama alta, fue espectacular, sobre todo en el mercado interior. Pero los datos son alentadores. 
Desde lejos, ¿cómo se ve y ve usted Vigo?
Vigo es la sorpresa del siglo XX en Galicia, la que mejor define a Galicia en el siglo XX y tiene opciones para mantener el protagonismo y dinamismo en el XXI. 
¿Por qué motivo? 
Aunque es incipiente, vemos que una parte de la industria manufacturera que se había externalizado está volviendo. Hay motivos objetivos que lo explican, y no sólo la subida de salarios en China. Vigo tiene dos pulmones, uno la industria automovilística. Soy de Matamá y se decía en los años cincuenta que era pan para hoy y hambre para mañana, porque los terrenos que se perdieron para construir la fábrica eran seguros pero en cambio se creía que Citroën era una industria para un año. Pero es una industria sólida y con capacidad de innovación de producto y organización. Vigo tiene el otro pulmón que es el mar, una fuente de riqueza espectacular. La industria del mar en Vigo tiene un problema en su dimensión media que no se ha resuelto bien. Y hay problemas de pérdida progresiva de habilidades profesionales, trabajadores, ya no hay carpinteros de ribera. Hay que evitar destruir lo que hay y recuperar lo perdido porque el retorno de una parte de la industria manufacturera va a requerir tener capacidades de este tipo. En la crisis hay que hacer de la necesidad virtud y remar juntos contra un viento que viene enfrente: la economía europea estancada aunque no muerta. Creo que las cosas mejoran.
¿Entonces nada de Apocalipsis?
 No, en absoluto, si vemos la balanza comercial española y la comparas con el resto ves que hay capacidades: no es cierto que no haya un modelo económico en España. Se sesgó hacia el inmobiliario porque todas las condiciones se daban para ello. Pero si no hubiera no se explicaría el crecimiento exportador. Que en Vigo es muy bueno; nos hace falta algo de autoestima, ir a un psicólogo.
¿Cómo está Cataluña tras el 9N, mejor o todavía peor?
Está lo mismo. Tengo una visión esperanzadora. ¿Qué estamos viendo desde el 11 septiembre de 2012? Que  Cataluña es una sociedad que tiene el mayor dinamismo civil y asociativo de España, y esto es importante. Además es una sociedad donde su dinamismo tiene capacidad rápida de transformar lo que es malestar social en malestar político. Ya lo hizo en los setenta con la asamblea de Cataluña de libertad, amnistía y estatuto de autonomía, y fue una bondad para España. Pues hoy ocurre exactamente igual, este malestar ciudadano lo que está diciendo a voz en grito es que hay hacer algo, no podemos seguir con este deterioro de las condiciones de vida, está haciendo un grito pacífico. Algunos de estos desean la salida. Pero el beneficio para España es que desde Cataluña se dice que tienen que cambiar las cosas. El 9N dice con datos claros que prácticamente las personas que quieren votar la independencia son el 20 por ciento o 25 como mucho. Es un cuarto de la población. Es el nacionalismo histórico, que no es un producto de la crisis; lo que sí es producto de la crisis es el independentismo, la transformación del nacionalismo en independentismo y estará ahí para siempre, pero es un movimiento democrático. Sin quererlo esos soberanistas hacen un favor a España porque piden un cambio en la política española.
¿Cuál cree que sería la solución, si es que hay?
Las veremos cuando se convoquen las elecciones generales o si hay anticipadas en Cataluña. He llevado al ánimo de que se inicie una nueva etapa de diálogo, esperanza o negociación sustituya a la tensión. Rajoy va a Cataluña en unos días y espero que haga una propuesta válida para los catalanes y todos los españoles, pero soy escéptico, no creo que aparezcan esas propuestas, tendrán que ser las elecciones generales las que de forma automática van a obligar a hacer propuestas y creo además que la legislatura que salga quieran o no será de tipo seudo constituyente, reformista. Es necesario porque lo que no puede ser es seguir la tradición trágica de este país que desde la primera no hemos sido capaces de reformar una Constitución, siempre ha sido derrocada. 
¿Cómo están los empresarios catalanes?
En un escenario de incertidumbre el inversor se pone nervioso, pero diría que se ve con preocupación  no con dramatismo. Hay el sentimiento de que sabremos encontrar una salida adecuada. Cuando preguntan los extranjeros, mi respuesta es que tenemos la convicción de que sabremos encontrar esa vía. Después de lo de Escocia sí notas mayor preocupación y eso hay que tenerlo en cuenta. 
¿Y cómo ve el futuro de Vigo? 
Estamos ante una revolución tecnológica espectacular y Vigo debe seguir con sus bases, no hay que hacer tabla rasa con lo que hay. La innovación tecnológica permite mejorar las actividades que tienes, no se trata tanto de inventarse el futuro con nuevas actividades sino utilizar lo que viene en la automoción y el mar. El mundo crece en población y cada vez hay países más ricos que quieren comer mejor, la industria alimentaria del mar tiene futuro espectacular. 

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