CARLOS FONSECA Periodista y autor de "Mañana cuando me maten"

“Los últimos fusilados del Franquismo fueron víctimas de un simulacro de justicia”

Carlos Fonseca presenta hoy en Vigo el libro.
photo_camera Carlos Fonseca presenta hoy en Vigo el libro.

 "Papá, mamá: me ejecutan mañana. Quiero daros ánimos. Pensad que yo muero, pero que la vida sigue".

Estas primeras líneas de la carta que el vigués Xosé Humberto Baena escribió a sus padres antes de ser fusilado en la madrugada del 27 de septiembre de 1975  ilustran la portada de "Mañana cuando me maten. Las últimas ejecuciones del franquismo", de Carlos Fonseca (Madrid, 1959). Entre los cinco fusilados estaban el vigués Xosé Humberto Baena y José Luis Sánchez-Bravo, de Gondomar. El periodista y escritor lo presenta hoy a las 19:30 horas en la Casa del Libro.
¿Cómo llega al tema de los últimos fusilados del franquismo?
Este año se cumplía el cuarenta aniversario y a mí todos estos temas de la Guerra Civil y la posguerra me interesan y me pareció un buen momento para abordar un tema del que han pasado muchos años y es bastante desconocido. Sobre todo pienso en los que han nacido después de la muerte del dictador, que desconocen el tema o tienen un conocimiento bastante difuso.
Cuenta en la introducción que se ha encontrado muchas dificultades para acceder a la documentación. Ha pasado mucho tiempo pero parece que no ha sido tanto.
Sí, porque tenemos una ley de patrimonio histórico que establece que la documentación de aquellas personas de las que se conozca su fallecimiento es de acceso público transcurridos 25 años, pero de los que no conste o no hayan fallecido son 50. Aquí hay condenados que fueron fusilados  y yo tenía autorización de las familias, pero hay otros que han fallecido pero después. La situación es bastante absurda porque tengo autorización de las familias, que tienen derecho a acceder a las causas. Además, se me han facilitado copia de los sumarios de dos de los procedimientos censuradas, tachando nombres y fechas de forma bastante absurda. Incluso la sentencia se me facilita de forma incompleta, cuando hoy los juzgados facilitan sentencias todos los días. Y se da la paradoja de que sentencias de hace cuarenta años,  que el Parlamento declaró ilegítimas con la Ley de Memoria Histórica, no se pueden consultar íntegramente. Gracias a que los abogados tenían copias he podido completar los procedimientos.
Después de haber visto la documentación, los sumarios  y haber hablado con las familias ¿cuál es su opinión sobre aquellos acontecimientos?
Clarísima. Fueron víctimas de un simulacro de justicia. Hay pruebas que se obtuvieron mediante torturas, en otros casos las pruebas se manipularon y se recurrió a procedimientos sumarísimos que convertían en un teatro cualquier simulacro de justicia. Se instruían con el conocimiento exclusivo del juez y el fiscal, los acusados permanecían incomunicados durante toda la instrucción, sólo cuando se daba por terminada la investigación se daba traslado a la defensa, que tenía un periodo de cuatro horas para leer el expediente, entrevistarse con su cliente y proponer medios de prueba, que eran rechazados en su práctica totalidad. Había una condena de antemano. Hubo once condenas de muerte, seis fueron conmutadas y se ejecutaron cinco. Les tocó a ellos como si le hubiera tocado a cualquiera de los otros.
Eso para la familia debe ser aún hoy muy duro.
Pues sí. Por eso ha sido especialmente emotivo hablar con Flor y con la novia de Baena, que me contó en primera persona como los carearon a ambos y como Baena estaba destrozado por las torturas, no podía ni hablar. Ella sostuvo con firmeza que no le conocía de nada y gracias a eso pudo salvarse. Hablar con la hermana de Sánchez-Bravo, que estuvo toda la noche previa a los fusilamientos con él. Hablar con la mujer de Sánchez-Bravo que tenía 21 años y estaba embarazada. Todos estos testimonios en directo siguen manteniendo una fuerza tremenda. Todos tienen los hechos muy presentes. n

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