IGNACIO PÉREZ-BLANCO Y PERNAS XIV Marqués de Valladares, presentó el libro de su linaje

“Una familia que lleva 800 años en una ciudad, despierta interés, sea o no aristócrata”

Ignacio Pérez-Blanco y Pernas, ayer, en la presentación.
photo_camera Ignacio Pérez-Blanco y Pernas, ayer, en la presentación.

 Alto, elegante con traje de chaqueta en tono neutro, Ignacio Pérez-Blanco y Pernas llegó con anticipación al edificio Cambón, donde ayer presentó “Un viaje por la historia de Galicia.

Del señorío al marquesado de Valladares”, publicado en dos tomos. El auditorio se quedó pequeño, entre familiares, amigos, vecinos de la parroquia de Valadares, políticos y responsables del Museo de Castrelos. Con amabilidad y cierto aire aristócrata al hablar o al caminar, Pérez-Blanco, XIV marqués de Valladares, respondió a las preguntas de Atlántico antes del inicio del acto.


Estos dos volúmenes son el resultado de diez años de investigación y trabajo. ¿Qué le llevó a meterse en un proyecto tan ambicioso?
Siendo universitario fui al pazo de Castrelos. Ya había ido siendo niño, pero esta era la primera vez que lo hacía con intención de conocer. Me detuve en la placa de la entrada y me llamó la atención que solo hiciesen mención a los Quiñones de León y al marqués de Alcedo, cuando desde pequeño había escuchado en casa que había sido de la familia. Eso fue el germen, saber la relación del marqués de Valladares con el pazo; fue lo que provocó que quisiera dar a conocer la historia del marquesado.
¿Y cuál es esa relación entre su familia y Castrelos?
En el libro descubro una historia totalmente desconocida de Castrelos que puede marcar un antes y un después en el saber del pazo. En el siglo XIX, el marqués de Valladares se casó con la señora de Castrelos, entrando a formar parte esta propiedad del patrimonio familiar.
¿Cómo se lleva ser marqués en el siglo XXI?
Es un orgullo representar a un linaje que durante tanto tiempo estuvo ligado a Vigo; una familia que lleva 800 años en una ciudad, despierta interés, sea o no aristócrata.
¿Y no resulta muy costoso?
Una vez que se pagan las tasas del título, ya no. Este libro surge de la responsabilidad que tengo de mantener la historia de la familia. Al ostentar el título adquirí la obligación de recuperar del olvido a todos estos personajes trayéndolos a la vida de nuevo.
Desde la participación de la toma de Lisboa al nombramiento de Vigo como capital, está la huella de los Valladares, aunque el vínculo más  exótico lo pone su relación con la familia de Moctezuma. ¿Cuándo se establece esa unión con la saga imperial azteca?
El hermano del marqués contrajo matrimonio con la cuarta nieta del emperador. Estuvieron muy ligados a este palacio (el que está en rehabilitación en la rúa Oliva, frente al Centro de Interpretación, el Cambón), llegaron a vivir aquí.
¿Qué siente cuando se encuentra ante estos inmuebles tan vinculados a su familia?
El acto tenía que ser aquí, porque donde ahora está el Centro de Interpretación era el palacio original en 1500, en tiempos de los Reyes Católicos. En el siglo XVII, la marquesa de Valladares lo unió con pasadizos al inmueble de enfrente (ahora conocido como palacio de Valladares) creando la casa palaciega.
De todos sus antepasados, ¿cuál es más especial para usted?
Eso es muy difícil. No podría quedarme con ninguno. Esta mujer (señalando a una de las portadas de su libro) fue muy importante. Le tengo gran cariño. En mi casa hay un retrato de ella y la saludo cada mañana. Hizo mucho para que el pazo de Castrelos pasase a ser propiedad de l pueblo de Vigo. Es Milagros Elduayen, la hija de José Elduayen, que fue ministro en varias ocasiones.

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