“Detesto los textos que hay que releer para entenderlos, los míos son sencillos”

Marina Mayoral (Mondoñedo, 1942) visitó estos días Vigo para presentar su última novela “El abrazo”. Catedrática de Literatura Española en la Complutense es una escritora prolífera con obra en gallego y castellano. En su nuevo libro habla de la vida y la muerte, el amor y la obsesión.
Su historia comienza con un hombre que se recupera después de ser declarado clínicamente muerto. ¿Qué le atrajo de este argumento?
En mis novelas siempre hay dos temas fundamentales: el amor y la muerte. Esta situación daba mucho juego y me facilitó una novela rica e inquietante. Algunos dicen que en esos momentos que se está cerca de la muerte, se llega a ver un túnel al final del camino, una prueba de que hay algo más allá. Para otros, es el cerebro, consciente de que va a desaparecer, el que genera imágenes e historias amables antes de apagarse. Son las dos versiones, la religiosa y la científica.
¿Cuál le convence más?
Yo me quedo con la de Unamuno, que decía que lo trágico de nuestra vida es que está ligada a la certeza fundamental de que al final está la muerte; y que en el fondo del más convencido de los ateos, hay una voz tenue que se pregunta ‘y si hay algo’. Al contrario le sucede al creyente, que en lo más profundo se cuestiona ‘y si todo acaba aquí’. Lo bonito es aceptar la vida dentro de sus límites. No va a ser menos hermosa porque siga o se acabe.
¿Cómo consigue abordar un tema tan elevado de una forma tan amena y sencilla?
Yo trabajo mucho las obras. Aunque parece que están escritas con espontaneidad, no hay nada de eso. Vuelvo una y otra vez a las páginas hasta lograr una lectura fácil. Detesto los textos complicados que hay releer para llegar a entenderlos. Los míos son sencillos.
El protagonista regresa  de la muerte. ¿Esa experiencia anima a replantearse toda su vida?
Lo que hace Fede es un error. Él ve que su mujer y su hermano se abrazan cuando lo declaran muerto y cree que no fue de una forma fraternal. Cuando vuelve a la vida quiere indagar. Llegado un punto de la novela, los personajes toman vida, se independizan y hacen lo que quieren. Yo hablaba con Federico y le decía “mira lo que vas a hacer; vas a perder a 25 años de matrimonio; ¿qué más da que en algún momento estuvieran enamorados, si ella se casó contigo y os complementáis tan bien?”. Pero cada uno vive el amor a su manera.n