Un equipo de psicólogos asistieron a las familias en medio de un ambiente de tristeza
Las escenas de dolor y tristeza se repitieron ayer en los entierros de las dos víctimas del doble crimen de Arbo. Durante todo el día se habían sucedido las visitas a las capillas ardientes de Beatriz Rodríguez Mariño y de Sergio Rodríguez Fernández, separadas apenas por unos metros en el tanatorio arbense. A las seis y media salió la comitiva funeraria del joven. Entre los asistentes se encontraban el alcalde, Horacio Gil, y la corporación municipal que el sábado celebró un pleno de urgencia para decretar tres días de luto oficial en el municipio.
Las mismas escenas de dolor se repitieron en la iglesia parroquial de San Jorge de Vilar, en Crecente, donde la familia, amigos y vecinos de Beatriz hicieron pequeño el recinto, lo que obligó a que la ceremonia se siguiera desde el exterior por numerosas personas. Un equipo de psicólogos acompañaban a la madre y a las hermanas de la víctima, que estaban deshechas por el dolor y arropadas por el resto de la amplia familia de Beatriz. Entre los asistentes también se encontraban el alcalde de Crecente y parte de la corporación así como el regidor del cercano municipio de A Cañiza. También había vecinos de Crespos,el pueblo de Padrenda del que es natural el único detenido y al que estaba muy unida la fallecida
Por otra parte, continúan las investigaciones de la Guardia Civil que determinarán si el doble crimen de Arbo se trata de un delito de violencia de género. El único detenido por este caso, la expareja de Beatriz, Arturo Domínguez, se encuentra en las dependencias de la benemérita de Ponteareas desde la madrugada del pasado sábado, esperándose que pase a disposición del Juzgado número 3 de Porriño en las próximas horas una vez que se finalicen las diligencias que se están llevando a cabo para esclarecer todos los detalles relacionados con el doble crimen. Los agentes de la Policía Judicial de Pontevedra y Tui han buscado desde el viernes por la noche, momento en el que se encontraron los cuerpos en A Telleira, las armas con las que se perpetraron los asesinatos. La mujer apareció con un disparo de una escopeta de caza, que le destrozó la cabeza, mientras que su compañero fue degollado con un cuhcillo. n
