El incendio de Arbo y As Neves deja un saldo de más de 1.600 hectáreas quemadas. El fuego cercó durante horas varios pueblos
"Esto es provocado", sentencia uno de los parroquianos del bar de Vide (As Neves) a modo de saludo. Fuera, un grupo de integrantes del UME descansa y toma un tentempié antes de continuar con las labores de extinción. "Hace diez años fue peor, pero también los árboles eran mayores, pero de todas formas lo que ha pasado ha sido un desastre auténtico", recalca el dueño del establecimiento. Llega un nuevo grupo de clientes y la conversación regresa a los incendios. "Quienes hacen esto son especialistas. Eso no lo hace un vecino con un mechero", explica mientras sigue atendiendo a la clientela. Unos kilómetros más arriba, en el núcleo de Cumieira, Encarna señala con el dedo cómo quedaron sus viñedos después de "vivir un verdadero infierno. Las llamas quedaron muy cerca de mi casa y cercó otras dos". En esta aldea donde residen de forma continuada apenas cuatro personas el incendio les llegó de sorpresa "y nos valió que vinieron de otros sitios a ayudarnos. Hasta los agentes estaban con las mangueras", recuerda todavía con el miedo reflejado en los ojos.
La situación también fue muy complicada en otras localidades, como Sela, Vide, Barcela, Cabeiros, Arbo, Alveos, Cequeliños, Mourentan o Cerdeira, suyos montes en la mañana de ayer humeaban recordando que el peligro no había pasado por completo.
En total han sido más de 1.600 hectáreas, varias poblaciones cercadas por las llamas y miles de vecinos movilizados y luchando codo con codo con los efectivos antincendios. Un rastro de destrucción que se puede ver desde la PO-400 y que en algunos puntos, como en los accesos a Sande, cruzaron la carretera creando verdaderas ratoneras para los vecinos. n
