Vida Digna reabre tras 6 meses en Teis y dará miles de comidas
El domingo dará los primeros 160 menús, a un ritmo de más de 300 en cada fin de semana. La ONG tuvo que pedir un crédito para volver a la actividad
Han pasado seis meses cerrados y por fin la ONG Vida Digna ha conseguido fondos para poder reabrir su comedor social de Teis: este domingo será la primera experiencia, con una capacidad de 160 plazas “aunque no vamos a dejar a nadie fuera”, explicaba Ricardo Misa, responsable de la entidad.
Hasta finales del pasado año, más de 600 personas comían todos los fines de semana en las instalaciones del viejo restaurante de Teis, que reabre tras conseguir Vida Digna algunos fondos -entre ellos 45.000 euros del Concello- y haber solicitado y conseguido un préstamo a una entidad bancaria “que habrá que devolver”. Todo ello para sostener un gasto muy importante, en torno a 4.000 euros al mes para el comedor, incluyendo los 800 euros del alquiler del local.
Mucho dinero, que obligó a la ONG a echar el cierre hace medio año. ¿Y por qué abren ahora? Ricardo Misa señala que la presión “es muy alta” para volver a dar comidas directamente, además de las que prestaban a través de tupper y los alimentos que reparten en su local de la calle Brasil, donde hay miles de familias que logran productos básicos “para ir tirando”. El comedor de Vida Digna en la calle Purificación Saavedra se encontró con un incremento de forma importante de los gastos debido a la crisis energética y no tenían dinero suficiente para asumirlos.
Misa señala que la ayuda municipal es muy importante, pero insuficiente por sí misma por cuanto incluye como exigencia atención a ciertos casos remitidos por los servicios sociales. “Hemos buscado por más sitios, pero finalmente decidimos pedir el préstamo para abrir las puertas porque todos los días recibíamos peticiones, además estábamos pagando el alquiler y eso ya supone 800 euros al mes a pesar de que solo abren los fines de semana”.
A esta cantidad hay que añadir el coste de los tupper y otros consumibles necesarios para el reparto de comida y unas reparaciones en el local de fontanería, electricidad o las persianas. “Para muchos de nuestros usuarios ha supuesto la imposibilidad de acceder a un menú caliente y digno durante los fines de semana, y se han visto privados del trato y la atención que siempre desde Vida Digna hemos procurado ofrecer”, indicó Ricardo Misa.
“Hemos tenido sensación de impotencia al no poder hacer nada al respecto, y tras múltiples intentos, sin buscar protagonismo, tratamos que esos hombres, mujeres y niños que lo están pasando mal no vieran desaparecer un proyecto tan necesario como este, aunque buscamos paliar de una forma u otra las urgencias del cierre”.
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