Una víctima: “Tenía pánico a mi ex, me enviaba 70 mensajes diarios"
El acusado de amenazar, acosar y agredir a la que fuera su pareja se enfrenta a 15 años
Acompañada del psicólogo y tras un biombo, una mujer relató ayer los más de dos años de auténtica pesadilla que vivió con su excompañero sentimental, un hombre con antecedentes por violencia de género y que se enfrenta a un total de 15 años de prisión por delitos de amenazas, lesiones, acoso continuado y revelación de secretos, entre otros.
Él, en prisión provisional por estos hechos, se acogió a su derecho a no declarar. Pero ella sí lo hizo y pese a reconocer que tuvo que prepararse con ayuda psicológica para acudir al juicio, fue capaz de recordar todos y cada uno de los episodios vividos desde que interpuso la denuncia en junio de 2022, tras dos años y medio de relación.
Relató cómo meses antes ya le había dicho que se fuera, pero “él siempre me decía que no tenía a nadie, ni amigos, ni familia". De hecho, le acogió en su casa porque “decía tener problemas con su anterior pareja”. A raíz de ahí surgió una relación que pronto se convirtió en una pesadilla. “Cuando las cosas no le gustaban se ponía violento, me dejaba encerrada en casa y se llevaba el móvil, tenía mucho miedo y no me atrevía a contárselo a nadie, no sabía cómo salir de esa situación”, dijo, mientras admitía haberse arrepentido de “no haberlo denunciado antes”.
El día en el que dio el paso, explicó que él se puso agresivo porque había roto la pantalla de mi portátil y culpaba a mis perros, le dije que tenía que irse, “cogí el bolso y me encerré en mi habitación, pero antes me zarandeó. Entonces empezó a aporrear la puerta, llamé a la Policía y puso la puerta del armario para bloquear. Cuando llegó, él salió y se fue”.
A partir de ahí comenzaron las llamadas y mensajes, “no paraba, recibía hasta 70 al día, desde teléfonos diferentes, tuve que cambiar de móvil cinco veces pero volvía a llamarme incluso mensajes por redes, decía que le iba a destrozar la vida. Le tenía pánico”.
Pero no solo eran las llamadas y mensajes, también, según relató, la vigilaba por dónde iba y la amenazaba “te queda poco, tic, tac”.
Persecución, timbrazos y usurpación de móviles
Durante casi una hora, la víctima explicó cómo su expareja llegó a utilizar una aplicación que le permitía usurpar sus contactos. “Recibía una llamada que ponía ‘papá’ o ‘mamá’ y estaba con ellos. Logró modificar mi IMEI con la compañía de teléfonos y así tenía acceso a mis facturas, con lo que aunque cambiaba de número siempre me localizaba”, explicó. Mediante esa aplicación, también recibía mensajes “que yo sabía que eran de él, diciéndome que estaba muy mal, que se había intentado suicidar y hasta me llamaba con voz distorsionada".
Llegó a pedir protección, pero se la denegaron dos veces. “Yo tuve que irme a vivir con mis padres porque ya no soy capaz de vivir sola y llamaba al timbre a primera hora de la mañana, también aparecía en el garaje, y las ruedas del coche estaban pinchadas”, Señaló cómo “llegó a mentirme con la muerte de sus padres” y cómo “nos persiguió a mi amiga y a mí en el coche, llegando a chocar contra una pared”.
Lo que ella definió como “acoso brutal hacia ella y su entorno” incluyó también “pedidos que hacía a mi nombre de todo lo que uno pueda imaginar, desde pizzas, seguros de decesos, eléctricas.." y la intromisión en su plataforma del trabajo, “donde puso una foto mía que me había hecho en el sofá y que parecía que estaba muerta”.
El mismo día de la orden de alejamiento, tuvo que llamar a la Policía. El acoso solo cesó cuando ingresó en prisión, pero la primera vez que salió “volví a mi encierro”. En noviembre es cuando recibió amenazas directas. “El miedo es una hipoteca de por vida, y sé que algún día va a salir. Todavía estoy en tratamiento”, afirmó.
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