Una vecina de Nigrán de 67 años e invidente que practica parapente: "Estoy más segura en el aire"
Carmen González, una vecina de Nigrán de 67 años que perdió la vista por un ictus, cumplió este verano su sueño de volver a tirarse en parapente, “me sentí libre”
Ni su edad ni su discapacidad visual son un obstáculo para Carmen García, una vecina de Nigrán que a sus 67 años ha podido saldar una cuenta pendiente, volver a tirarse en parapente. Un Ictusen 2008 puso patas arriba su vida. Fue perdiendo visión hasta quedarse invidente, lo que le obligó a adaptarse a sus nuevas circunstancias. “Siempre fui una persona muy atrevida, y lo de volar me encanta, lo tenía pendiente porque la primera vez que lo había hecho fue muy breve. Tenía claro que la ceguera no me lo iba a impedir”, afirma.
Así fue cómo ella sola llamó para informarse y cuando fue posible por las condiciones meteorológicas, la fueron a recoger para trasladarla hasta un punto en zona portuguesa junto a la frontera con Valença para el lanzamiento, hace solo unos días. “Fue una sensación de libertad increíble aunque no podía ver lo que el instructor me relataba, pero me di cuenta de que en el aire me siento más segura que andando por la calle”, relata.
Carmen vive sola con su perro guía sin el que “no podría estar” y al que adora y cuenta con una cuidadora, además su hijo vive al lado y acude a la ONCE. Ella que reside en Playa América admite que “lo paso peor cuando tengo que salir más allá de mi casa sobre todo en verano” y lamenta que “hay tantos obstáculos para las personas invidentes que ya me he caído más de una vez”. De hecho, afirma que “por ejemplo ya no voy por Panxón, entre las terrazas, los cientos de turistas, los coches que aparcan en cualquier lado, para mí es muy complicado y eso que la gente se porta muy bien conmigo pero hay muchas dificultades.” Lo que sí hace es no renunciar a sus sueños, “estuve de viaje en Praga y también por Barcelona, y, aunque no puedo ver, lo disfruto muchísimo”. Su familia y amigos “me dicen que soy muy valiente, pero yo no lo creo, simplemente soy de las que pienso que la vida hay que vivirla”. Tras su experiencia, “ya estoy deseando repetir. Mi ilusión es poder tirarme en Santa María de Oia, así que ya me he apuntado para cuando sea posible. Lo importante es ir con un buen instructor y disfrutarlo, me he vuelto una yonqui del parapente, si pudiera iría todas las semanas”.
Cuenta además que cuando estaba en el aire “pedí permiso al instructor para poder gritar y fue simplemente brutal”.
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