"La tuberculosis afecta ahora a personas mayores y a inmunodeprimidas"
Rafael Vázquez Gallardo, responsable de la Unidad de Tuberculosis del área viguesa
El neumólogo Rafael Vázquez Gallardo está al frente de la Unidad de Tuberculosis del área sanitaria de Vigo desde principios de los años 90 y conoce de primera mano la evolución de esta dolencia. La tuberculosis es una enfermedad bacteriana potencialmente peligrosa que normalmente ataca a los pulmones aunque puede afectar a otros órganos. Hace tres décadas se detectaban unos 500 casos nuevos al año en el área y ahora no llegan a 100.
¿Cómo evolucionó la incidencia?
Bajó mucho. En el año 95 se creó el Plan gallego de Control y Prevención de la Tuberculosis por parte de la Consellería de Sanidad y el funcionamiento fue excelente. Hemos bajado muy rápidamente y el empujón del covid nos ha venido a ayudar.
¿Cuántos casos detectan al año?
Tenemos entre 14 y 16 casos por cada 100.000 habitantes al año. Teniendo en cuenta que el área está formada por unas 500.000 personas, son muy pocos (menos de cien casos) si lo comparamos con el año 95, cuando estábamos en 500 casos nuevos al año que se venían a sumar a los que ya estaban en tratamiento.
¿Cambió el perfil del paciente?
Mucho. La enfermedad se desplazó a personas más mayores, generalmente que han tenido procesos tuberculosos en la infancia y la juventud y se reinfectan de mayores, personas con otras patologías sobre todo las que afectan al sistema inmunitario. Vemos pocos pacientes jóvenes en edad laboral y con hijos, que era lo que teníamos antes.
¿Es fácil de detectar?
Vemos menos tuberculosis clásica, que era más fácil de diagnosticar, con una sintomatología más definida, unas alteraciones radiográficas típicas y un diagnóstico microbiológico de detección del bacilo en muestras del paciente. Ahora tenemos muchos pacientes difíciles de diagnosticar, a veces por descarte de otras sospechas, con lesiones que no son las típicas, hubo un cambio en el tipo de pacientes y en la presentación de la enfermedad.
Hace muchos años se hablaba de una “belleza tísica”. ¿Respondía a los síntomas clásicos?
Yo no lo he visto nunca, pero efectivamente arrastramos desde la época de los románticos el estereotipo de belleza de personas lánguidas, muy pálidas, con labios sonrosados y piel muy blanca. Efectivamente, la tuberculosis clásica produce adelgazamiento, palidez en la piel y labios un poco más rojos por la fiebre. Hoy no es el estándar.
¿Cómo se trata?
Tenemos tratamientos muy eficaces, sobre todo para la primera vez, en la mayoría de los casos se logra la curación compleja y con pocas secuelas si se detecta tempranamente. En los países occidentales, con todos los medios sanitarios a nuestro alcance, está un poco desenfocado el tema de la tuberculosis. Es un problema de salud muy importante en el mundo, donde se mueren más de un millón de personas al año y más de 20 millones enferman. Si eliminas el covid, es la principal causa de muerte por enfermedad infecciosa. En países como el nuestro tenemos tratamiento, el problema es la resistencia a determinados fármacos pero si podemos pagar otros, con un coste de 20.000 euros, no hay problema.
Uno de los avances más esperados es la vacuna. Efectivamente. Hoy en día no hay una vacuna eficaz, se siguen utilizando unas muy antiguas con resultados limitados. Desde hace años los investigadores buscan vacunas nuevas y hay varias en perspectiva, entre ellas una desarrollada en la Universidad de Zaragoza que se fabrica en Biofabri (Porriño). Está en fase tres y podría estar lista pronto. Será fundamental en países con incidencia alta y donde no hay recursos para tratamientos.
¿Cómo se hizo la prevención en los primeros años?
Con la tuberculosis primero te infectas y puedes desarrollar la enfermedad tiempo después. Inicialmente, lo que hicimos fue detectar infectados. El programa tenía varios pilares, el primero era tratar a los enfermos lo más precozmente posible y asegurar que se curen, pero para disminuir las tasas de enfermedad también nos dedicamos a buscar infectados en sitios donde pensábamos que podía haber y valorar cuáles podíamos tratar para evitar que se enfermen y que contagien. Además, se hicieron programas de formación muchos años para explicar cómo se transmite, para prevenir y acudir lo antes posible al médico.
¿Ayudaron las medidas de prevención frente al covid?
Ayudó en todo el mundo. Si nos fijamos en las tasas de declaración de casos que publica la OMS todos los años, en 2020 hubo una disminución brusca que se prolonga en el 2021, pero ahora vuelve a subir. La distancia, las mascarillas y las restricciones del covid evitaron la transmisión de las enfermedades que se contagian por vía aérea. En otros países muchos sistemas sanitarios quebraron, dejaron de apuntarse casos y hubo un retraso en los diagnósticos. Aquí lo hemos estudiado y no se produjo nada de eso, no se retrasaron los diagnósticos.
¿Afecta más a Galicia?
Si vemos los datos crudos estamos peor, pero creemos que está sesgado. Nosotros tenemos un programa muy bueno, anotamos todo, lo que se declara y lo que no, porque hay una búsqueda activa exhaustiva.
¿Vigo ya no está en cabeza?
Ya no por el cambio en el perfil del paciente, ahora aumentó en zonas más rurales y envejecidas de Ourense y Lugo.
¿Qué consejos daría?
Cuando una persona tiene síntomas respiratorios, tipo catarro, tos o expectoración que dura tiempo y no desaparece con el tratamiento habitual hay que acudir al médico y hacer una radiografía de tórax, porque la tuberculosis produce lesiones que aparecen ahí. Lo importante es no demorar el diagnóstico, porque se pueden infectar muchas personas del entorno.
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