METEOROLOGÍA
Una masa de aire frío y nevadas reciben el invierno
No solo el personal del Registro Civil tiene que trabajar en un entorno totalmente deteriorado, sucio y hasta con ratas, tal y como aseguraban recientemente a este periódico, sino que también los ciudadanos sufren las condiciones en las que se encuentra el antiguo inmueble en la calle Lalín.
A día de hoy, la Xunta ha dejado de dar plazos concretos sobre el traslado al Caso Vello y solo hay incertidumbre respecto al porqué no se lleva a cabo la mudanza. La espera se alarga más de la cuenta y los usuarios muestran sus quejas por el estado de deterioro del edificio. “Si vas solo a la oficina de la planta baja, a hacer un trámite rápido, es más normal, pero si tienes que ir a la planta de arriba o al baño, es que da miedo”, comentaba una pareja a su salida del Registro. Recién casados el pasado mes de marzo, reconocían que “tal y como está esto aquí no íbamos a celebrar la boda, optamos por el Pazo Quiñones de León y fue precioso”. Cuando fueron a hacer los trámites “vimos el gran agujero en el techo y unos bancos con una cinta como de la Policía, cables… eso parece Gaza, hasta da sensación de peligro”. Ella añade que “como soy diabética pedí ir al servicio y estaba todo oxidado”.
Pero no solo el deterioro es motivo de sorpresa. También lo es la suciedad, “es cierto que ya solo la entrada está horrible, llena de polvo, hay telarañas…” explicaba otra mujer que había acudido por un trámite de nacionalidad.
Otra usuaria resaltaba “la oscuridad” dentro de la oficina, algo de lo que el propio personal había alertado, al no cambiarse los focos fundidos. “Apenas se ve, es como estar en penumbra”, comentaba.
Pese al estado del inmueble, había coincidencia en señalar el buen trato de los funcionarios, “la verdad que es funciona tan bien que es lo que salva esta oficina”, decía un joven después de haber salido a por parte de la documentación necesaria que le faltaba tras el aviso del personal.
Con el entorno prácticamente salvaje, rodeado de maleza, el que fuera uno de los grandes edificios judiciales de Vigo muestra ahora su peor cara. “Aquí viene mucha gente mayor y también con bebés, debería estar bien mientras siga funcionado”, añadía una joven.
Lo peor llegó durante los últimos días en los que hizo calor. El sol sacó a la luz el polen acumulado en las barandillas, las famosas telarañas y los cristales casi opacos con los que se recibe a los usuarios.
A mayores, la marcha de la antigua Audiencia, ya casi transformada en centro de salud, ha hecho que el parking al aire libre (antes con buena parte de las plazas reservadas para el personal judicial) esté más repleto de coches que nunca, igual que el descampado donde hace años había viviendas, pero que fueron tiradas para una primera fallida Cidade da Xustiza. Por el momento, la fecha del traslado a las nuevas dependencias sigue sin desvelarse oficialmente.
Otro de los problemas que está acarreando la falta de fecha fija del traslado es el de las bodas. Los planes de mudanza al Casco Vello han ido variando y lo que en principio iba a ser finales de años, después pasó a febrero y, a punto de Semana Santa, todavía no se ha hecho efectivo. Como hay ceremonias que desde que se tramitan hasta que se celebran, en función de la fecha escogida, pueden demorarse unos meses, ya ha habido varias parejas que acudieron al Casco Vello, en lugar de a la calla Lalín, pues estaban dentro de algunos de los periodos anunciados.
Ocurrió la semana pasada con dos parejas y ya había sucedido un mes antes, en un día con mucha lluvia que arruinó el día a los cónyuges. Llegaron tarde y empapados al desplazarse primero a la calle Abeleira Menéndez (donde no hay lugar para resguardarse) y tener que trasladarse después a la calle Lalín.
Curiosamente, el viernes no se celebró ninguna boda.
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