El antiguo Registro Civil vigués, entre suciedad, grietas y ratas, al límite

Con un traslado que parecía inminente y a la espera, según la Consellería de Xustiza, de instalar los equipos tecnológicos en el nuevo edificio del Casco Vello, el personal del Registro Civil se ve obligado a realizar su trabajo en un edificio totalmente deteriorado en la calle Lalín. 

Los funcionarios aseguran que las condiciones son pésimas y de hecho, el inmueble, que se ha convertido en un nuevo punto de conflicto entre Xunta y Concello, presenta suciedad, falsos techos derrumbados y hasta ratas, tal y como informa el personal.

El mantenimiento del edificio antiguo de los juzgados dejó de realizarse ante los planes de inversión de la Xunta para transformarlo en un centro de asociacionismo. Suponía una reconstrucción casi completa como ha ocurrido con el inmueble anexo de la antigua Audiencia prácticamente reconvertido ya en un centro sanitario. Se llegaron a hacer catas en el interior mientras el Registro Civil apuraba sus últimos meses en dicho enclave, pero tras la anulación de la licencia municipal, no se ha vuelto a intervenir. Los problemas con dicha licencia han dejado en suspenso las obras.

Con los planes paralizados a la espera que se resuelva el futuro uso del edificio, los trabajadores, (funcionarios, magistrada, letrada judicial y personal de seguridad) acuden a diario a un edificio ruinoso. “Llegaron a estar sin calefacción, y tuvimos que solicitarlo”, explica Pablo Valeiras, desde Alternativas na Xustiza, que señala que “ni siquiera se cambian las luces fundidas, la situación es pésima”. Pero además, los trabajadores tienen que compartir un único baño en la planta baja, porque el resto, a excepción de otro el primer piso donde trabaja la magistrada, “están fuera de servicio, cerrados y en condiciones insalubres”, sostiene el sindicato de juzgados. A eso se suma el deterioro de las estancias vacías. Escombros, suciedad, cableado suelto y “ratas a las que se las escucha correr”, explican desde el edificio, donde a una trabajadora le llegó a picar una araña.

Los únicos espacios habilitados se encuentran en la planta baja, lo que es el Registro y donde se atiende al público, la ‘garita’ de seguridad, la sala de bodas y en la planta primera, las oficinas, donde se sitúan también los despachos de la magistrada y letrada de la Administración de Justicia. Los ciudadanos que acuden a esa planta también son testigos del deterioro, ya que las personas que acuden a las oficinas tienen que atravesar una “valla” de bancos que hace de perímetro de una de las zonas con parte del techo derrumbado. El resto del edificio está totalmente impracticable: grietas en las paredes y techos al aire, cables por el suelo, cascotes y goteras.

El personal no tiene claro cuándo comenzará a trabajar el nuevo Registro Civil del Casco Vello y la situación actual comienza a ser límite.

Desacuerdo entre la Xunta y Concello por el edificio

El pasado mes de enero, se daba a conocer la suspensión de la licencia de obras a la Xunta para iniciar el proyecto de un centro de asociacionismo en el inmueble, con una inversión de ejecución de 8,4 millones. La Gerencia de Urbanismo, que calificó la medida cautelar de temporal, informaba de que la decisión se adoptó después de que se tuviera conocimiento de que el inmueble en el que se sitúa el edificio es de propiedad municipal y así está inscrito en el Registro de la Propiedad. La Xunta, que presentó alegaciones, afirma por su parte, que el edificio de los juzgados fue transferido por el Estado en propiedad sin vinculación de destino y que “tanto la parcela como el edificio fue dado de alta en el Inventario Xeral de Bens y Dereitos da Comunidad Autónoma sin condicionamiento de ningún tipo con base en el real decreto de transferencias”.

Al margen de este conflicto, el personal todavía no sabe con seguridad la fecha para su traslado al Casco Vello.